¿De que les sirve a las religiones enseñar sus preceptos y ritos a sus fieles si no les introducen en la vía del Amor?
¿De qué les sirve a las religiones creerse poseedoras de la única Verdad si tal certeza sirve para azuzar divisiones, guerras, desencuentros, sospechas?
¿De qué les sirve a las religiones tener clarísimo quién y cómo es Dios si no saben reconocer quién es el hermano, cómo es el rostro del Amor encarnado?
Sueño con generaciones de niños y niñas que crezcan familiarizándose con todas las formas sanas de espiritualidad y sabiduría de la humanidad. Serán adultos sensibles a los símbolos, sin absolutizarlos. Serán adultos capaces de nombrar a Dios con diferentes nombres sabiendo que sólo son balbuceos de Quien está más allá de todo nombre o tan sólo inscrito en uno: el Amor.
A algunos eso les parece sincretismo, confusión, a algunos le da miedo, no sé de qué... Si Dios hubiera temido a la variedad, no hubiera creado un universo tan increiblemente rico, variado...
Sólo el Amor es el lenguaje universal que estamos obligados a enseñar a nuestros niños. Sólo el Amor nos Unirá.
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