Hoy hacemos memoria de un Dios subversivo. Dios renuncia a su rango y lo deja todo por amor. Como en una de esas noticias de revistas rosas en las que un rey renuncia a su trono por el amor de una plebeya, así nuestro Dios se vacía de sí, de su condición divina, haciendose uno de tantos nada más que por amor. ¡Qué poco digno! pensarían algunos monárquicos empedernidos, ¡qué poco práctico! opinarían los hombres y las mujeres de estado. Así parece que es Dios, nada práctico, eternamente poco práctico desde que se fijó en un pueblo que continuamente le traicionó...
La metáfora del Dios- Rey nos ha confudido durante siglos. Los reinados humanos están absolutamente basados y enraizados en el ego. Los reyes humanos matan, mienten, roban, esclavizan si es necesario para mantener sus prevendas. No es ese el reinado de nuestro Dios. El reinado de Dios es Paz, Alegría y Amor. Dios reina sirviendo, poniéndose a los pies de cada ser humano.
En la noche de la humanidad brilla una Luz que sólo comprenden y acogen los "despiertos", los vigilantes, los buscadores y los sencillos. Pastores y sabios de oriente serán los primeros humanos, después de María y de José, después de Isabel, en comprender que "algo nuevo está naciendo", algo divino en medio de la humanidad.
Andamos muy despistados algunos cristianos cuando pensamos que lo de Dios es cuestión de números y de poder.
Por eso hoy al escuchar esa hermosa proclamación de Isaías "Dichosos los pies del mensajero que anuncia la paz" mi corazón se ha estremecido porque no quisiera ser sorda y no saber escuchar el anuncio de paz. No quisiera ser ciega y no saber ver la Luz suavemente refulgente de Belén. Quiero estar despierta y saber ver por donde se mueve Dios, por donde me llama, por entre qué recovecos de esta huamanidad rota se cuela para recrearlo todo sin ruido, desde el amor sencillo.
Feliz Navidad a los pequeñuelos del Señor: los limpios de corazón. los pobres, los amorosos, los despiertos y vigilantes y, sobretodo, a los pecadores, porque para rescatarnos de la noche ha venido la Luz. Por lo tanto, feliz Navidad a todos pues si algo nos hermana es nuestra radical necesidad de Luz.
2 comentarios:
He recibido esto de D. Santiago Agrelo, y lo comparto con vosotros.
"Cielos, destilad el rocío; nubes derramad al Justo:
QUE VUELVA LA NAVIDAD
Sin Dios revestido de fragilidad, no hay Navidad.
Sin Dios empequeñecido, no hay Navidad.
Sin Dios empobrecido, no hay Navidad.
Sin Dios entre pecadores, no hay Navidad.
Sin la alegría que el cielo regala a la tierra, no hay Navidad.
Sin la salvación que del cielo nos llega, no hay Navidad.
Sin un niño que puedas encontrar y en el que puedas reconocer la alegría y la salvación que el cielo te anuncia, no hay Navidad.
Sin la fidelidad de Dios a sus promesas, nunca habría Navidad.
Sin el amor eterno del que nacen las promesas de Dios, nunca habría Navidad.
Sin la fe de María de Nazaret, que confía su vida a la fidelidad de Dios, nunca habría Navidad.
Sin tu fe, no habrá para ti ninguna Navidad.
Encontrarás a Dios pequeño en la Eucaristía. Allí lo escucharás, allí lo recibirás, allí lo adorarás: Será tu Navidad.
Encontrarás a Dios frágil y pobre en el sin techo, en el sin patria, en el sin papeles, en el sin trabajo, en el sin pan. Lo acudirás: Será tu Navidad.
Entonces podrás cantar eternamente las misericordias del Señor, anunciar su fidelidad por todas las edades, porque su misericordia es un edificio eterno: Él, el Señor, ha salido a tu encuentro como Salvador en la Eucaristía y en los pobres. Por su gracia lo has reconocido. Por gracia volverá la Navidad".
Fray Santiago Agrelo, Arzobispo de Tánger
Un fraternal abrazo
Rafael
Muchísimas gracia, RAfael, es una preciosidad.
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