La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

viernes, 28 de febrero de 2014

MCA Festival 2013 - Claudio Naranjo: "Cómo hacer una Educación más humana"

Carnaval, carnaval...

Todos y todas en la calle, con disfraces, máscaras y maquillajes y ropas que dejan salir algo de nosotros/as que no nos atreveos siempre a mostrar.

Todos y todas a gozar del jaleo, del exceso antes de que llegue Doña Cuaresma y nos meta en costura.

Curioso contraste: algunos/as de los que hoy se disfrazarán y no sé qué más, en nada estarán midiendo si comen carne o no el viernes y no sé qué más...

El origen del carnaval ¿quién lo recuerda ya ? ¿quién sabe la íntima unión entre carnavales y cuaresma? Como pasa con casi todo, no somos conscientes de las raíces de lo que celebramos o hacemos...

Esto del carnaval siempre me da qué pensar. Mencionaré varias cosas de las que pasan por mi cabeza en estas fechas:

¿Acaso nos disfrazamos todos a la vez como expiación por todo aquellos que disfrazamos cada día? Quizá el salir juntos/as a la calle, riendo y haciendo fiesta con máscaras en la cara, con maquillaje, con ropajes que nos ocultan, nos sirva para "exorcizar" nuestros cotidianos disimulos y ropajes protectores ante lo que no queremos ver ni queremos que nos afecte: el dolor del cercano, la ancianidad mal o nada acompañada, las injusticias cercanas y lejanas, el paro, la pérdida de la belleza del planeta, los engaños políticos, los abusos de poder y un largísimo etcétera de asuntos oscuros y tristes. Así, nos metemos en un "personaje" estrafalario y nos permitimos ir por la calle en son de fiesta haciendo lo que nunca haríamos de otro modo, embutidos en la "colectividad" que, durante unos días, parece olvidarse de todo gracias al desfase colectivo.

Esto último también llama mi atención. Conozco personas muy tímidas y otras muy esclavas del "qué dirán" que hoy, por arte del "dios carnavalero", son capaces de vestir y de hacer lo que ni en sueños harían unos días después. Hoy sí, pero mañana no... Curiosa capacidad tipo tortuga: ahora saco la cabeza, ahora no. A algunas de esas personas me gustaría poder decirles que ojalá esa capacidad de alegría, de creatividad, de generar "buen rollo", de salir del guión, la usasen en sus trabajos, en sus hogares, en su comunidad de vecinos, en tantos ámbitos cotidianos que precisan de nuestra amable risa, de un toque de humor y de exceso creativo para generar alternativas.

Otro aspecto de estos días de carnaval que siempre me interroga y, lo reconozco, a veces me enfada, es la inversión que en estos días se hace en los colegios cristianos...¡hasta perdemos horas de clase! Perdonadme si os parezco ceniza (bueno, cerca del miércoles del mismo nombre, se me permite), pero a mí me encantaría que ese énfasis, esa motivación, ese esfuerzo que hace que hasta el/la profe más tímido/a se disfrace, se pusiera en marcha en los diferentes tiempos litúrgicos, en las campañas que pone en marcha el equipo de pastoral de turno y que a  veces parecen "brindis al sol" porque casi nadie secunda con emoción y, no digamos, con dedicación en horas...

Hoy espero que la riada de personas en la calle nos sirva para reírnos de nuestras tonterías y sombras facilitando la mergencia de nuestro yo más profundo y maduro: que al disfrazarnos de vampiros, echemos fuera de nosotros al "vampiro emocional" que chupa la energía de otros/as hasta dejarlos/as agotados/as y tristes. Que el "zombie" que hoy asustará por las calles nos sirva para dejar fuera de nuestras vidas la apatía, la inmediatez del "quiero todo ya...me como lo que pillo", la falta de corazón. Que la "princesa de boca de fresa" nos recuerde que podemos ser más bellos/as por dentro y por fuera, más exquisitos/as en el trato, pero sin perder la energía, la fuerza, la capacidad de organizar la vida con un norte claro...

Sobretodo: que nunca ahoguemos nuestro Ser bajo capas y capas de disfraz de supervivencia, de falsedad. Que seamos valientemente nosotros/as mismos/as. Que nunca nos creamos a quien disfraza la realidad y miente burdamente. Que no nos dejemos revestir por el mercantilismo, por el consumismo irresponsable e insolidario ni por la apatía o la resignación.



Lo de Jesús y lo de los grandes hombres y mujeres de la Humanidad, no pasa por el disfraz, sino por la más desnuda, honda y arrebatadora Verdad.


jueves, 20 de febrero de 2014

Inaceptable

Tánger, 7 de febrero de 2014


A los fieles laicos, a las personas consagradas y a los presbíteros de la Iglesia de Tánger: Paz y Bien.


No te cierres a tu propia carne:

«No hace falta que nadie lo interprete, pues está dicho para que lo entiendan incluso los niños: “Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que va desnudo”.Y después del mandato al alcance de todos, por si hiciese falta, se añade la razón que lo sostiene: “No te cierres a tu propia carne”. ¡El hambriento, el pobre sin techo, el desnudo, son “nuestra propia carne”!
No te cierres a tu propia carne”: Este único conocimiento bastaría para que fuese otra la política de las fronteras, otra la lógica de nuestros razonamientos, otra el motivo de nuestras manifestaciones, otra la matriz de nuestras preocupaciones, de nuestras aspiraciones, de nuestras quejas, de nuestras opciones.
No te cierres a tu propia carne”: Si entras por el camino de esta sabiduría, “romperá tu luz como la aurora”, delante de ti irá la justicia, detrás irá la gloria del Señor, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía”.
No te cierres a tu propia carne”, y el pan que compartes con el hambriento, te hará luz para el indigente, como es luz para ti el que, con su vida en las manos como un pan, dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros”.
No te cierres a tu propia carne”: Sienta a los pobres a la mesa de tu vida, y tú serás para ellos la luz con que Dios los ilumina.
Y a cuantos una y otra vez me recuerdan que la Iglesia no es una ONG, una y otra vez recordaré que los pobres son “nuestra propia carne”, y que mi pan es su propio pan, y que la Iglesia es su propia casa.»
Ése era, queridos, el mensaje que había preparado para acercarme con vosotros al misterio de la palabra que oiremos proclamada en la liturgia del V domingo del tiempo ordinario; pero los acontecimientos reclaman transformar la suavidad de la exhortación en denuncia de lo que es inaceptable.

Lo inaceptable:

Es inaceptable que la vida de un ser humano tenga menos valor que una supuesta seguridad o impermeabilidad de las fronteras de un estado.
Es inaceptable que una decisión política vaya llenando de sepulturas un camino que los pobres recorren con la fuerza de una esperanza.
Es inaceptable que mercancías y capitales gocen de más derechos que los pobres para entrar en un país.
Es inaceptable que las políticas migratorias de los llamados países desarrollados, ignoren a los empobrecidos de la tierra, vulneren sus derechos fundamentales, y se conviertan en el caldo de cultivo necesario para que se multiplique en los caminos de los emigrantes el poder de las mafias que los explotan.
Es inaceptable que se reclamen fronteras impermeables para los pacíficos de la tierra, y se toleren permeables para el dinero de la corrupción, para el turismo sexual, para la trata de personas, para el comercio de armas.
Es inaceptable que una política inhumana de fronteras obligue a las fuerzas del orden a cargar la vida entera con la memoria de muertes que nunca quisieron causar.
Es inaceptable que el mundo político no tenga una palabra creíble que dar y una mano firme que ofrecer a los excluidos de una vida digna.
Es inaceptable que a los fallecidos en las fronteras se les haga culpables, primero de su miseria, y luego de su muerte. Ellos no son agresores: han sido agredidos desde que sus corazones empezaron a latir al sur del Sahara, hasta que se paran para siempre, antes en nuestra indiferencia que en nuestras fronteras.
Es inaceptable que el negrero de ayer perviva en los gobiernos que hoy vuelven a encadenar la libertad de los africanos, supeditándola a los mismos intereses y al mismo poder opresor.

Desde la impotencia a la esperanza:

Queridos: ante el drama de sufrimientos y muerte en que el poder ha convertido los caminos de los emigrantes, es difícil que apartemos de nuestro corazón sentimientos de frustración, de impotencia, de tristeza, de indignación. Pero nuestro compromiso con la vida de los pobres no nace de esos sentimientos, sino de un amor incondicional, un amor fiel, que a todos se nos ha manifestado, y que a todos nos ha reunido para siempre en el único cuerpo de Cristo.
No te cierres a tu propia carne”: no te cierres al sufrimiento de Cristo.
En este camino el poder no puede seguirnos. A él sólo le pedimos que sea justo. A nosotros el amor nos pide dar incluso la vida por el bien de los demás.
Y son muchas las cosas que, hasta dar la vida, podemos hacer: Tenemos la fuerza del amor y de la oración, una fuerza que es capaz de mover el mundo. Podemos hacer que los emigrantes no estén solos en su camino, y podemos dejar solos a quienes, gobiernos o mafias, les están robando la vida. Podemos compartir con el emigrante nuestro poco de leña, nuestro poco de agua, la última harina de nuestra vasija, el último aceite de nuestra alcuza. Podemos darles voz para que se escuche su grito, podemos llamar a las puertas de cada conciencia para que la sociedad reclame una nueva política de fronteras, y, con terquedad de discípulos de Jesús, podemos recordar a cada hombre que es su propia carne, también la de Cristo, la que, día a día, es condenada a muerte en las fronteras del sur de Europa.

Queridos: no me dejéis sin vuestra oración.


+ Fr. Santiago Agrelo
Arzobispo de Tánger

martes, 18 de febrero de 2014

¿Y no acabáis de entender?

Jesús ha realizado un milagro: la multiplicación de los panes y de los peces. Lo han visto y vivido una multitud entre la cual sus discípulos han podido mirar en primera fila el cómo del milagro. Pero no comprenden, miran pero no ven. Recuerdan que repartió cinco panes entre cinco mil personas y que sobraron doce cestos. Recuerdan que sobraron siete canastas cuando repartieron siete peces entre cuatro mil. Recuerdan datos pero son incapaces de interpretarlos. Aún les queda mucho camino, aún no han recibido el Espíritu, la vida de Dios en sus corazones, en sus cuerpos, en sus mentes...

Jesús les avisa de "la levadura de los fariseos y de Herodes" (Mc 8, 14-21). Ellos interpretan que lo dice "porque no tenemos pan". Una vez más, como le pasa a Nicodemo, como a la Samaritana, como a tantos y tantas, como me pasa a mí y como e pasa a ti, Jesús habla desde un nivel de conciencia radicalmente distinto y ellos/as y nosotros/as lo comprendemos desde esquemas puramente egoicos, dualistas, desde la ceguera, desde las apreciaciones superficiales y facilonas.

"No acabáis de entender? ¿Tan torpes sois? ¿Para qué os sirven los ojos si no veis, y los oídos si no oís?" dice Jesús. Y el caso es que sigue siendo así. Nuestra ceguera, nuestra sordera ha ido añadiendo ropajes pesados al fresco y sabio mensaje de Jesús, a su vida. Pero en el umbral de este nuevo siglo comienzan a caer esos ropajes, sopla un viento del Espíritu en diferentes ámbitos dentro y fuera de la fe que está posibilitando comenzar a comprender algo más, algo mejor... Curiosamente un viento del Espíritu que ha soplado suave siempre en la Iglesia, en las tradiciones religiosas, en la humanidad. Nunca han faltado los hombres y las mujeres que han comprendido más y mejor porque se han desprendido de lo falso, de lo dual, o, más bien, se han dejado despojar de ello para dejarse adentrar en lo profundo.

Porque esto de "ver" y "oír" es más cuestión de dejarse llevar, de adoptar la posición y la actitud del aprendiz, del discípulo, del que vive enraizado en el "humus" vital que nos hace humildes. Pretender "ver" y "oir" atados con mil cadenas a los esquemas preestablecidos, es pretender poner remiendos de tela nueva en la tela vieja, como lo enseñó Jesús, el resultado es que la tela nueva tira de la vieja y todo el paño se rompe.

Entrar en esta hondura total del Espíritu de Jesús es morir para renacer, dejarse re-crear, ser eternos aprendices que no se duermen y que mantienen la lámpara encendida, es reconocer el paso de Dios en todo aquello que el ego niega como lugar de Dios, es salir de Jerusalén y recorrer Galilea... En definitiva y en cristiano: encarnarse, vivir, morir y resucitar como Jesús.


viernes, 14 de febrero de 2014

Amar a uno/a... Amar a todos/as


Si puedo amar-te es porque he podido amar-me.
Si puedo lanzarme al riesgo de dar-te es porque asumo el gozo de dar-me.
Si puedo confiar-te mi intimidades porque antes fui capaz de confiar-me a mí mismo/a tal espacio.

Si puedo amar-te: novio/a, esposo/a, amigo/a, hijo/a, padre o madre, compañero/a de mi camino que se nace nuestro...¿no me demuestra tal amor que puedo amar a todos/as?

¿Es acaso amar un acto de reducción? ¿no es el amor dinamismo de universalidad? ¿no es posibilidad de espacio para todos/as?


¿Puedo decir-te de verdad "te quiero" sin decírselo al mundo entero?
¿Puedo mirar tus ojos, hundirme en ellos y no sentir que en ti contemplo todo el cosmos?
¿Puedo abrazar tus defectos, comprender tus limitaciones, consolar tu dolor sin abrazar, comprender y consolar los de cada hombre y mujer?

¿Se puede amar a uno/a sin amar todos/as?

Hoy, mi amor, no quiero regalarte un corazoncito de papel que diga que te quiero. Fiel al Amor verdadero quiero regalarte mi corazón de carne, latiendo por ti, latiendo por mí, latiendo por todo cuanto es.

lunes, 10 de febrero de 2014

Marià Corbí



A través de esta comunicación virtual, quisiera ofreceros también el contacto con libros y autores que pueden ayudarnos, iluminarnos, sugerirnos... En la sección "palabras y vidas que inspiran" lo hago citando diversos autores/as, pero, de vez en cuando, intentaré daros reseñas de libros más amplias. Hoy os presento, a los/las que no le conozcáis, a Marià Corbí. Trascribo de la web del CETR (Centro para el Estudio de la Tradiciones Religiosas) la reseña de este interesantísimo libro sobre su obra y pensamiento. 

Más allá del tsunami cultural: Marià Corbí, explorador libre de un tránsito inaplazable. Madrid, Bubok, 2011. 301 p.

Una obra que analiza y presenta el itinerario intelectual de Marià Corbí y algunas de sus aportaciones, con artículos de: Jaume Agustí Cullell, Carles Comas, Montserrat Cucarull, Jordi Font i Rodon, Raúl García Ferrer, Hermano Genaro, Marta Granés, Teresa Guardans, Salvador Juncà, Josep Mª Lozano, Daniel Álvaro Martínez, Domingo Melero, Javier Melloni, Sergio Osorio, Queralt Prat-i-Pubill, J.Amando Robles, Miquel Sunyol, Josep Mª Surís y Francesc Torradeflot.
(a la venta en Cetr y www.bubok.es -también descarga gratuita-)

He aquí el texto de presentación que introduce el conjunto de las aportaciones: 

La presente obra, colectiva, quiere ser, y es, un homenaje en sus ochenta años al maestro, amigo y compañero Marià Corbí, de un grupo de discípulos, amigos y compañeros, en nombre propio, de la ciencia antropológica -por pretencioso que esto pueda sonar-, y de quienes, muchos sin duda, en este futuro próximo conocerán su obra y se beneficiarán de su pensamiento. Porque la necesidad de aportes teóricos y metodológicos como los que ha hecho Corbí es muy grande y su pensamiento y su obra, hoy todavía poco conocidos, y menos aún “reconocidos”, son por su importancia y valor pioneros de los que se agigantan con el tiempo. Por ello, al rendirle este homenaje, ante todo hemos querido resaltar su pensamiento aprovechando esta ocasión especialmente simbólica para darlo a conocer. Tal es la obra que el lector tiene ahora en sus manos.

Con este propósito, y a efectos de presentación, por tanto de una manera muy sintética, queremos resaltar los que, en nuestro criterio, son los aportes más importantes de su pensamiento y que resumiríamos en tres, llamando de esta manera la atención del lector sobre ellos.

Comprender la naturaleza del cambio de sociedad que estamos experimentando y su impacto en la cultura, representaciones y valores, con sus retos, es una de las necesidades teóricas más importantes, si no la más importante, que estamos atravesando los hombres y mujeres de hoy. Nada extraño, pues, que análisis, reflexiones y valoraciones muy valiosas no hayan faltado ni falten al respecto, la mayoría de carácter intuitivo, filosófico y cultural. El aporte de Marià Corbí se inscribe en el marco de los más científicos, y por ello explicativos, que se han hecho, si no el más científico, siendo además pluridisciplinar en su abordaje y enfoque. Por una parte, fundamentándose en el ser humano como animal viviente desfondado pero hablante, descubre la necesidad en el ser humano para vivir de programarse culturalmente, función que cumplen los respectivos paradigmas. Por otra, remontándose a la vida de los pueblos cazadores y recolectores, y pasando por las diferentes formas sociolaborales de vida, con sus respectivos paradigmas representacionales y axiológicos mítico-simbólicos, puede explicar y explica científicamente, además de la naturaleza de las diferentes formas de vida y de sus culturas, la originalidad de la nuestra: forma de vida basada en el conocimiento, no programada y con un paradigma representacional por primera vez en la historia de la humanidad no mítico-simbólico, es decir, no axiológico, con el consecuente reto de tener que construir científicamente los valores.

Este aporte, en sus componentes, principalmente antropológicos, lingüísticos, semiológicos y sociológicos, se revela de una importancia y de una utilidad epocales, como la época que trata de explicar. Por primera vez el ser humano puede pensarse científicamente, y así lo hace, en su realidad, la suya como ser humano y la de su contexto en cambio, como realidad construida y a construir, verdaderamente práxica, sin tener que suponer materialidades, fijaciones ni determinismos.

Un aporte revolucionario «en la categorización de lo real», como certeramente estimara ya el profesor Luis Cencillo en el prólogo a la tesis doctoral de Marià en 1983. «Se trata —escribía Cencillo—, aunque a algún lector de la obra de Corbí no le parezca a primera vista de una verdadera revolución fundamental en la categorización de lo real, la posición del Hombre en el mundo y el Conocimiento o su Comunicación,revolución madurada y fundamentada por un trabajo paciente de quince o veinte años en el que el Dr. Corbí ha ido recorriendo todas las áreas de la cultura y de las relaciones expresivas humanas para comprobar escrupulosamente las raíces de esa nueva visión de las realidades, que resulta decisiva en áreas tan poco especulativas como la terapia, la pedagogía o la política». Nosotros añadiríamos el conocimiento y la tecnología, la organización y gestión en todas sus dimensiones, la axiología, y dentro de ésta, el dominio de la cualidad humana profunda.

Una comprensión de la transformación en la forma de vida que estamos viviendo y, para ello, una comprensión nueva de la realidad y una categorización nueva de lo real.

El segundo gran aporte, estrechamente relacionado con el anterior y como su consecuencia más importante, es haber mostrado y demostrado la necesidad de construir una epistemología axiológica, necesidad imperiosa y en la que sigue trabajando. De manera contraria a todos los paradigmas anteriores, que fueron mítico-simbólicos, es decir, generadores y portadores de axiología, el paradigma de nuestras sociedades de conocimiento no lo es. No podemos vivir sin valores, pero no necesitamos que esos valores sean realidades en sí, inamovibles, como tampoco necesitamos del tipo de conocimiento ontológico o fenoménico que les es correlativo. Al contrario, como en otras dimensiones, en representaciones y valores vivimos de la innovación continua y del cambio. Por ello la axiología pasada ha entrado en profunda crisis, esta es la situación que nos encontramos hoy, y necesitamos construir nuevos valores. Sin duda que, rigurosamente hablando, de las crisis que están caracterizando nuestra época de transformación y de cambio, la crisis axiológica es la más grave. Pero la misma no se supera volviendo a los valores que, por fijos y producir fijación, están entrando profundamente en crisis. Hay que generar valores nuevos, relacionales, práxicos, y hay que generarlos en un proceso de prueba error, o sea, también científicamente. El aporte en este sentido de Marià Corbí está resultando de un gran valor y, por lo mismo, de una gran importancia. La base para ello se encuentra, valga la redundancia, en las tesis de su tesis doctoral, en el ser humano como viviente hablante y, como tal, en la capacidad mediante la lengua de transferir y formular en significados la significación que encuentra en lo real. El mecanismo de transferir significados en un soporte cultural y formularlos es el mismo en nuestras sociedades de hoy, únicamente que su realidad no es fija, sino profundamente cambiante, y los valores que se generen y se propongan tienen que ser también valores para el cambio y en función de él. El aporte en este sentido de Marià Corbí, de haber mostrado la necesidad de generar nuevos valores y cómo hacerlo, responde a la necesidad más apremiante que enfrentamos como sociedad.Como tercer gran aporte quisiéramos subrayar la puesta en valor de la cualidad humana profunda, entendiendo por ésta la realización plena y total a la que el ser humano está llamado y puede y debe tener alcanzar en su vida.

En una sociedad como la nuestra, de conocimiento, donde la calidad de la vida de cada ser humano y de la sociedad como proyecto humano depende de nosotros mismos, el cultivo de la cualidad humana resulta una necesidad y una prioridad. Sin seres humanos profundamente tales, y ello gracias al cultivo de la cualidad humana, la realización humana, individual y social, no solo resulta imposible por inviable, sino que el proyecto humano fácilmente degenera en deshumanización y muerte. En el pasado con su matriz y en ella los respectivos paradigmas nos aportaban referentes y valores de acuerdo a los cuales cultivar la cualidad humana, eran la fuente de ésta. Hoy la cualidad humana no surge espontáneamente, nosotros mismos somos su fuente, y dentro de la sociedad que es la nuestra tenemos que decidir el tipo de ser humano que queremos ser y tenemos que cultivarlo. Y hay dos niveles de cualidad humana a cultivar: la requerida en el marco de la necesidad como mecanismo de los vivientes que somos de manera que nuestra realización humana, individual y social, sea lo más humana posible, valórica, lúcida, feliz y armoniosa con el universo en que vivimos y con él; y la requerida por el marco sin marco de lo absoluto, que es todo, que son los demás y somos nosotros, de realización plena y total, más allá de toda necesidad, interés y deseo. Y ésta es la cualidad humana profunda. Ambas son necesarias, ésta también. Sin ella, la realización humana, individual y social, de individuos y colectivos queda truncada, se vuelve pragmática y pierde su dimensión más humana si no es que pronto se vuelve inhumana.

La cualidad humana profunda y su cultivo, nunca ausente en las sociedades anteriores, aunque eventual y casi siempre marginal y marginada, hoy se convierte en una necesidad si el proyecto social que estamos obligados a construir como humanos que somos queremos que lo sea. Los valores, todos, inspiraciones, luces, sabiduría, motivaciones, compromisos, empeños, todos, no se van a dar espontáneamente, son de nuestra responsabilidad, la fuente inagotable de la cualidad humana profunda, dimensión omnipresente, sin fondo ni forma, también.

Estos tres aportes, por citar los más importantes, están vinculados con el hombre de quien estamos celebrando su ochenta cumpleaños, y como decíamos, en nombre propio, de la ciencia antropológica como un todo y de quienes van a conocerlo y valorarlo más y mejor en el futuro. Tenemos motivos para hacerlo, y el lector comprenderá muy pronto por qué.

lunes, 3 de febrero de 2014

¿Y no sabes de estas cosas?

Os había prometido escribir mi comentario al pasaje de Nicodemo, así que no lo demoro más, casi, casi me pasa como a Fray Luis y tengo que decir aquello de "como decíamos ayer..."

Me gustaría que al leer lo que comparto con vosotros/as os situarais en el contexto de un proyecto de Educación de la Interioridad que comienza su andadura o que ya comienza a hacerse realidad: formación, lectura, borradores de proyecto o primeras presentaciones del mismo, asignación de tareas y un sinfín de cuestiones inevitables si queremos hacer un verdadero proyecto educativo de interioridad.

Nos podemos sentir en ese momento ilusionados/as, emocionados/as, algo temerosos/as, pero convencidos/as de que "esto hace falta".

Entonces, en algunos/as de nosotros/as, puede que comience a despertarse nuestro Nicodemo. Veamos cómo nos presenta Juan a este personaje: es fariseo, es decir, hombre que cumple cabalmente la Ley judía punto por punto y magistrado, es decir, alguien de relevancia, conocedor profundo de la fe y las costumbres judías. Quizá, salvando mucho las distancias podríamos ser tú o yo... Conocedores de la fe cristiana, incluso con estudios de Teología, formando parte de grupos cristianos hace ¿cuánto? Coordinador/a de Pastoral o parte del equipo, quizá incluso siendo quien ha encabezado la puesta en marcha de muchos proyectos importantes en el centro...

Y...¿cuándo se despierta Nicodemo? Os voy a responder desde lo que capto en los cursos de formación que imparto sobre EI. Me da la impresión de que Nicodemo despierta en nosotros cuando nos damos cuenta de que esto de la Educación de la Interioridad no es un mero "hacer cosas originales o diferentes", cuando algunos/as comienzan a captar que escuchar la dimensión interior cambia la vida, nos lleva "más allá" incluso donde no queríamos o pretendíamos "ir". Quizá al principio nos quedamos en lo bonito que es todo en ese contexto de unos días de formación, la belleza de los momentos compartidos, la hondura a la que nos ayuda a llegar el grupo, el silencio lleno de presencia y de Presencia, algunas técnicas... Pero hay más...

Es ahí cuando " de noche" nos preguntamos "¿qué es esto?". Surge el reconocimiento de que hay algo muy grande que aún no podemos nombrar o describir. Nicodemo, entonces, se siente confuso, aturdido, atraído pero, a la vez, asustado. Entonces "es de noche". ¡Y qué buena es la noche, qué necesaria! La noche es ese momento en el que se pierden los perfiles de las cosas conocidas y, de noche parece que todo da miedo, que todo se viste con ropajes que causan temor y susto. Ahí nos sentimos vulnerables y necesitados. "Nicodemo" siente que sus seguridades ya no lo son tanto, que hay "algo más" y que, además, es atractivo, esconde una joya.

Las respuestas de Jesús en el pasaje evangélico van rompiendo el mundo de seguridades intelectuales de Nicodemo y le llevan a adentrarse en la Verdad del corazón porque "no el mucho saber harta y satisface el alma, sino el gustar las cosas internamente" (S, Ignacio de Loyola). Sí, sabemos mucho, quizá incluso muchísimo, pero ¿vivimos algo? ¿nos hemos dejado penetrar, traspasar por el Misterio? ¿Nos atrevemos a quedar desnudos en el Silencio sin más que hacer que Ser? ¿priorizamos en la organización de nuestras vidas ese acceso al interior que nos deja despojados de agarraderos y nos lanza al Centro de todo centro? Sin embargo...¡sabemos tantas cosas! Creyentes y no creyentes, da igual, tanto si nos atrae los espiritual desde la fe en Dios como si nos atrae sin refrencia a lo divino, podemos "saber mucho" pero no gustar nada internamente porque preferimos la teoría a la práctica.

Jesús sitúa a Nicodemo rápidamente: "el que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios". ¿Qué es eso de nacer de lo alto? ¡Pobre Nicodemo! Aún siendo un magistrado, aun reconociendo en Jesús a un maestro...¡no logra entender! Quiere encajar la radical novedad de Jesús en unas estructuras mentales, psicológicas y espirituales que no sirven. No valen ahora los "odres viejos" de la Ley de judía para contener el vino nuevo del Espíritu. Nicodemo, tú y yo, tantos y tantas, no entendemos porque no nos atrevemos a dejarnos adentrar en el "más allá" del Evangelio, de las tradiciones espirituales y de sabiduria de la Humanidad. Intuimos que "por ahí van los tiros" pero...¡dejarse llevar es otra cosa!

Y así las cosas, Jesús describe cuales son los frutos de ese "nacer de lo alto", "nacer del agua y del espíritu": se es libre, radicalmente libre y liberador. Como el viento, no como el huracán que arrasa y destruye, sino libre como el viento suave que se mueve por donde quiere sin dañar nada ni a nadie, pero, eso sí, moviliza, rompe con las rutinas que anclan e impiden indagar, conocer, experimentar, amar sin límites o con el único límite del amor. Antes ya le avisa Jesús, ya nos avisa: "lo que nace de la carne es carne, lo nacido del espíritu es espíritu". La carne, el ego, el yo existencial está configurado para sobrevivir en este mundo, para adaptarnos a nuestro contexto vital, esa es su función y hemos de reconocerla pero también hemos de reconocer sus límites y uno de ellos es que no alcanza a comprender ese "más allá" del espíritu precisamente porque los esquemas cognoscitivos del yo existencial no sirven en ese nivel:


Para venir a gustarlo todo
no quieras tener gusto en nada.
Para venir a saberlo todo
no quieras saber algo en nada.
Para venir a poseerlo todo
no quieras poseer algo en nada.
Para venir a serlo todo
no quieras ser algo en nada.
________________________________
Para venir a lo que gustas
has de ir por donde no gustas.
Para venir a lo que no sabes
has de ir por donde no sabes.
Para venir a poseer lo que no posees
has de ir por donde no posees.
Para venir a lo que no eres
has de ir por donde no eres.
________________________________
Cuando reparas en algo
dejas de arrojarte al todo.
Para venir del todo al todo
has de dejarte del todo en todo,
y cuando lo vengas del todo a tener
has de tenerlo sin nada querer.
________________________________
En esta desnudez halla el
espíritu su descanso, porque no
comunicando nada, nada le fatiga hacia
arriba, y nada le oprime
hacia abajo, porque está en
el centro de su humildad. (San Juan de la Cruz)

Y esto...¡no se aprende por la vía del estudio, ni de la lectura, ni escribiendo bellos proyectos o creando efectivas "fichas", o multipliando reuniones y documentos! La escuela de la verdadera interioridad es el puro silencio, ese "olvido de lo creado" que también dice el místico carmelita.

El fruto de este camino-experiencia que es mezcla de hacer y de dejarse hacer, es esa radical libertad que mencionaba antes, una libertad que se convierte en liberación de otros. Esa liberalidad de ánimo, ese no sentirse mediatizado por nada ni nadie sino por el Amor, resulta incómodo para quienes no nos hallamos en ese estado vital.

Supone, pues, vivir y morir como Jesús, supone asumir el camino de la "verdadera encarnación": vivir nuestra condición humana tal y como es, en el contexto que nos corresponde, fieles a las llamadas de la Realidad, muriendo a nuestro ego cada día, cada minuto, con una "muy determinada determinación", también en palabras de San Juan de la Cruz.

Nicodemo, ante todo ello, queda perplejo y no entiende...¡no entendemos! La respuesta de Jesús es clara: «Tú eres maestro en Israel y ¿no sabes estas cosas? En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio. Si al deciros cosas de la tierra, no creéis, ¿cómo vais a creer si os digo cosas del cielo?"

Tú eres coordinador/a de Interioridad o de Pastoral o del departamento de Religión o... ¿y no sabes de estas cosas? ¿sabes mucho de calidad y excelencia educativa, de planes de gestión, de uso de las tics y no sabes de esto?

Quizá sabemos mucho, incluso demasiado de "lo de la carne" y poco, demasiado poco de "lo del espíritu". Revisémonos sincera y amorosamente. Educar la Interioridad es, sobretodo, eso.