La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

viernes, 14 de febrero de 2014

Amar a uno/a... Amar a todos/as


Si puedo amar-te es porque he podido amar-me.
Si puedo lanzarme al riesgo de dar-te es porque asumo el gozo de dar-me.
Si puedo confiar-te mi intimidades porque antes fui capaz de confiar-me a mí mismo/a tal espacio.

Si puedo amar-te: novio/a, esposo/a, amigo/a, hijo/a, padre o madre, compañero/a de mi camino que se nace nuestro...¿no me demuestra tal amor que puedo amar a todos/as?

¿Es acaso amar un acto de reducción? ¿no es el amor dinamismo de universalidad? ¿no es posibilidad de espacio para todos/as?


¿Puedo decir-te de verdad "te quiero" sin decírselo al mundo entero?
¿Puedo mirar tus ojos, hundirme en ellos y no sentir que en ti contemplo todo el cosmos?
¿Puedo abrazar tus defectos, comprender tus limitaciones, consolar tu dolor sin abrazar, comprender y consolar los de cada hombre y mujer?

¿Se puede amar a uno/a sin amar todos/as?

Hoy, mi amor, no quiero regalarte un corazoncito de papel que diga que te quiero. Fiel al Amor verdadero quiero regalarte mi corazón de carne, latiendo por ti, latiendo por mí, latiendo por todo cuanto es.

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