La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

martes, 23 de octubre de 2012

Urgencia humanitaria

Estoy enfadada. Me siento también triste, preocupada e indignada. ¡Muchas emociones mezcladas!

Noticia en la radio: "los jóvenes "ni-ni" les salen caros al Estado, más de 15 millones de euros al año".
Para eso hablan de ellos y ellas. Ahora va a resultar que parte del agujero sucio creado por cuatro sinvergüenzas sin escrúpulos, proviene de estos chavales que ni estudian ni trabajan.

Si fuera al Parlamento Vasco o a la Generalitat, o al Congreso de los diputados o a Bruselas diría algo así:

"Señoras y señores que se dicen cuidadoras/es del estado del bien-estar, de los derechos de todo tipo y un largo etcétera de cosas. Señoras y señores que por esa tarea cobran muchas veces más de lo que cobrará jamás nadie de esos por los que dicen mirar. Señoras y señores que hablan de todo pero no se si hablan con nadie, que hablan de todo, pero no sé si escuchan de veras. 

Me avergüenza el mundo que ya estamos legando a nuestros niños y adolescentes. Me entristece y avergüenza el ejemplo que les estamos dando.

Soy educadora. Cada día camino codo a codo con alumnos/as de Secundaria, con adolescentes y con sus educadores. Señoras y señores, Vds. no tienen ni la menor idea de lo que sucede en un aula, en los pasillos de un colegio, en sus patios, entradas y salidas. Vds. no son conscientes de la desintegración de la confianza en sí mismos de los adultos que redunda en una absoluta carencia de ella en los adolescentes y jóvenes. No saben Vds. que la confianza en los demás se esfuma por momentos. Muchísimos niños y adolescentes crecen y aprenden a sobrevivir en situaciones familiares crueles, agresivas, de gran desestructuración. Ellos y ellas sufren pero su sufrimiento se torna agresividad o apatía o consumismo compulsivo o botellón o relaciones sexuales demasiado prematuras. Entonces les criticamos, les miramos mal... pero no les tendemos la mano. Pero también hay muchos adolescentes, muchos jóvenes con sueños, con ganas, ellos y ellas en muchas aulas tienen que nadar contracorriente,  sobrevivir en medio de un grupo de educadores que, sin demasiados apoyos ni herramientas, deben atender a todo tipo de diversidad y necesidades educativas especiales, lo cual redunda en una menor atención del alumno/a "que va bien", ese/a... pobrecito, aprende a caminar solo/a. Vds- no tienen ni la menor idea de que ya hace tiempo se perdió la confianza en las instituciones, ni siquiera la "institución educativa" es bien mirada y recibe críticas por todos lados. Para muchos/as alumnos/as su convencimiento es que estamos ahí "porque os pagan", mirada "chata" de la realidad heredada ¿de dónde?

Vds. no saben lo que las contínuas reformas educativas han roto, han interrumpido originando desánimo, cansancio, criterios cambiantes... "Sístema educativo líquido" sobre el que es prácticamente imposible construir nada estable. Pero, eso sí, todos intentamos colgar en la fachada de nuestro cole una gran "Q", sí, en la fachada...¿no nos estaremos conformando demasiado con "las fachadas"?

Todo el mundo habla de dinero, nadie en los foros políticos habla de rehacer nuestra sociedad, de vendar sus heridas, de cuidar de nuestras generaciones jóvenes y de acompañar a nuestros ancianos.

Señores y señoras de tan altas esferas: se espera algo más de Vds. No sigan defraudándonos y deténganse a mirar y ver, a escuchar la deriva que están tomando nuestras sociedades. Si no saben donde mirar, asómense a un aula, aunque sea un minuto, quizá así comprenda que tenemos una urgencia humanitaria.

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