La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

domingo, 24 de febrero de 2013

El ayuno y la limosna: "Grita con toda tu fuerza, no te reprimas"

La palabra "limosna" tiene un sentido bastante negativo en el lenguaje común. Ha adquirido el significado de minucia, de algo que damos a otro como "por encima del hombro", algo que no valoramos o que nos sobra y que, por tanto, sin practicamente ningún esfuerzo, damos a otra persona o a una insitución.

Sin embargo, la limosna unida a la oración y al ayuno, forma parte de la pedagogía del vaciamiento, del "dejar ir" que nos prepara para vivir el mandamiento del Amor de Jesús.

La auténtica limosna, así como el auténtico ayuno, ya resuena en la voz de los profetas bíblicos. En la época del posexilio, cuando aún no se había reconstruido el templo, el ayuno era una de las prácticas rituales a la cual acudía Israel para hacer oir su voz ante Yahvé. Pero la situación del pueblo en esos años era aún lamentable debido a que la restauración de Jerusalén seguía aplazada y los pobres y afligidos abundaban. Isaías amonesta al pueblo porque, al mismo tiempo que insiste en esas prácticas rituales, descuida la práctica de la justicia y el derecho. El profeta exhorta a transformar la relación con Dios cambiando el ayuno ritual por un ayuno existencial: entregarse al necesitado, tomar en cuenta a los miembros afligidos del pueblo; en otras palabras, a practicar la misericordia con el prójimo más débil. Esta transformación garantizará una adecuada relación con Yahvé, una gozosa unión con Dios. De esta forma la situación nueva se vivirá como un auténtico estado de salvación, en la línea en que insistieron los profetas clásicos.

 »¡Grita con toda tu fuerza, no te reprimas!
    Alza tu voz como trompeta.
Denúnciale a mi pueblo sus rebeldías;
    sus pecados, a los descendientes de Jacob.
Porque día tras día me buscan,
    y desean conocer mis *caminos,
como si fueran una nación
    que practicara la justicia,
como si no hubieran abandonado
    mis mandamientos.
Me piden decisiones justas,
    y desean acercarse a mí,
y hasta me reclaman:
    “¿Para qué ayunamos, si no lo tomas en cuenta?
    ¿Para qué nos afligimos, si tú no lo notas?”

»Pero el día en que ustedes ayunan,
    hacen negocios y explotan a sus obreros.
Ustedes sólo ayunan para pelear y reñir,
    y darse puñetazos a mansalva.
Si quieren que el cielo atienda sus ruegos,
    ¡ayunen, pero no como ahora lo hacen!
¿Acaso el ayuno que he escogido
    es sólo un día para que el *hombre se mortifique?
¿Y sólo para que incline la cabeza como un junco,
    haga duelo y se cubra de ceniza?
¿A eso llaman ustedes día de ayuno
    y el día aceptable al Señor?
»El ayuno que he escogido,
    ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia
    y desatar las correas del yugo,
poner en libertad a los oprimidos
    y romper toda atadura?
¿No es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento
    y dar refugio a los pobres sin techo,
vestir al desnudo
    y no dejar de lado a tus semejantes?
Si así procedes,
    tu luz despuntará como la aurora,
    y al instante llegará tu sanidad;
tu justicia te abrirá el camino,
    y la gloria del Señor te seguirá.
Llamarás, y el Señor responderá;
    pedirás ayuda, y él dirá: “¡Aquí estoy!”
»Si desechas el yugo de opresión,
    el dedo acusador y la lengua maliciosa,
10 si te dedicas a ayudar a los hambrientos
    y a saciar la necesidad del desvalido,
entonces brillará tu luz en las tinieblas,
    y como el mediodía será tu noche.
11 El Señor te guiará siempre;
    te saciará en tierras resecas,
    y fortalecerá tus huesos.
Serás como jardín bien regado,
    como manantial cuyas aguas no se agotan.
12 Tu pueblo reconstruirá las ruinas antiguas
    y levantará los cimientos de antaño;
serás llamado “reparador de muros derruidos”,
    “restaurador de calles transitables”.

Palabras atronadoras y claras. Palabras que podríamos gritar a pleno pulmón ante las sedes de los gobiernos de nuestras ciudades y países. Grito atronador que ayer llenó las calles de muchas ciudades. En todas las gargantas el clamor por la justicia, por el justo reparto de la riqueza, por el cese de la aberración de la corrupción e inoperancia de muchos/as políticos/as.

La denuncia profética resulta rabiosamente actual. Entrar en la vivencia de la Cuaresma no puede nunca, pero menos hoy, alejarnos de la realidad, de la concreta situación mundial. La limosna en el contexto de una crisis no sólo económica, sino crisis de humanidad, de justicia, de valores humanos, cobra todo su sentido: "ayudar a los hambrientos, saciar la necesidad del desvalido", es decir, frenar deshaucios, dar tiempo y dinero a las iniciativas de atención a los más desfavorecidos: parados, ancianos, immigrantes, mujeres maltratadas... Clamar con claridad contra el empobrecimiento de la sanidad, de la educación y de los servicios sociales mientras los bancos reciben todo tipo de ayudas. Y, junto a ello, realizar cada uno un exigente examen de conciencia puesto que a pequeña escala podemos descubrir que cada uno de nosotros quizá aporte algo a la extensión de tanta injusticia: se trata de ser fieles en lo pequeño, para llegar a ser fieles en lo grande. 

Y es que la verdadera limosna está íntimamente unida al ayuno: si ayunamos de egoísmo se multiplicarán ante nuestros ojos las oportunidades para dar mucho más de lo que creíamos posible. Como en el milagro de la multiplicación de los panes y los peces comprobaremos asombrados que de lo aparentemente poco puede nacer mucho para todos/as transformándose la limosna en un camino de justicia puesto que "nada es mío y todo es de todos". 

La auténtica limosna, nacida del ayuno y la oración, hace de nosotros "reparadores de brechas", reparadores de tanta injusticia, bálsamo para el dolor de nuestros hermanos y hermanas, acicate de transformación y renovación de las estructuras injustas... Ciudadanos de una "civilización del amor".

Así pues, lejos de tratarse de prácticas íntimas y privadas, oración, ayuno y limosna atemperan a la persona para ser agente de cambio social desde el Amor, el arma más poderosa, Amor que nos hará clamar con todas nuestras fuerzas sin reprimirnos en pro del empobrecido y contra toda injusticia.


No hay comentarios: