Supongo que conocéis el libro del periodista Carl Honoré "Elogio de la lentitud". El movimiento "slow" gana adeptos día a día y no me extraña porque ¿acaso de la prisa puede salir algo bueno?
Hace poco reflexionábamos sobre el movimiento "slow" en un curso de formación de educadores/as. Todos/as coincidíamos: el ritmo en el que vivimos cada día no es sano, no es bueno para nadie, sin embargo, los sistemas y estructuras en las que nos vemos inmersos/as nos imponen esa velocidad imparable de la que sufrimos sus consecuencias.
¿Por qué si comprobamos que trabajar así, vivir así no nos satisface, por qué, pregunto, no podemos "bajarnos" de ese ritmo, "apearnos" del tren de alta velocidad diario y saborear de nuevo el ritmo de la bicicleta, del caballo, del paseo...?
Creo que no lo hacemos porque se nos ha colado a todos/as en el inconsciente no sólo el "tanto tienes, tanto vales" sino el "tanto haces, tanto vales" y estar " de brazos cruzados" un rato no queda bien... Pero suspiramos por ello, lo aplaudimos cuando nos lo proponen a nivel teórico. Después, la realidad se impone y todo lo que llevamos entre manos es "para ayer": programaciones, entrevistas, reuniones, actas...
Se nos han colado las tecnologías "alta velocidad", pero esa no es la velocidad humana. El Ser se mueve y evoluciona a otras velocidades más suaves, más humanas. Como nos proponen en determinadas páginas en las que hay que poner unas letras y números para demostrar que no eres un robot... ¡demuestra que no eres un robot y descubre tu ritmo natural y, si lo descubres, respétalo!... Si te llaman lento/a...¡¡que te esperen!! Las grandes catedrales góticas se construyeron en sucesivas generaciones, míralas, ahí siguen, testimonio de otros tiempos, ni mejores ni peores, pero quizá, tiempos de ritmos y velocidades más humanas.
Ir más despacito no es sinónimo de no hacer nada, es sinónimo de poder tomar conciencia de lo que se hace, de poder mimarlo, de poder afrontar las tareas asumidas con un mayor nivel de paz, serenidad... Ir más lento es sinónimo de poder reconocer cuándo acelerar (porque hay que hacerlo cuando toca) y cuando frenar un poquito o mucho. Sólo así brota la creatividad. Está demostrado que la creatividad aparece en estados de calma, de descanso. La solución a determinadas cuestiones a aparece "mientras tomamos un baño", como le pasó a Arquímedes y es así porque es esos instantes de sosiego, de no pensar en nada en concreto, el cerebro encuentra espacio, se sedimentan las ideas, los pensamientos, las emociones y todo se resitua, entonces aparece el necesario espacio interior para la creatividad, para el pensamiento alternativo.
Os invito a priorizar esos momentos en los que "echar el freno". No permitamos que nos atropellen. podemos apagar el móvil, el ordenador, el IPod y no se hunde el mundo, podemos responder un mail media hora más tarde, responder al teléfono a la cuarta señal sin dejar a nadie con la palabra en la boca por atenderlo, podemos levantarnos de la mesa de despacho e ir despacito al lavabo y gozar de un sorbo de agua fresca. Podemos escuchar a nuestro/a compañero/a de trabajo tranquilamente, sin estar con un pie preparado para echar a correr, podemos, ¡qué vital! (más bien debemos) escuchar a nuestros/as alumnos/as, sus miedos, sus deseos, sus dudas...
La educación no hace buena pareja con la prisas. ¿Para cuando colegios "slow? Esa es calidad de la buena: atender a la persona concreta y no a los papeles, para eso están los gestores, nosotros/as educadores/as...¡a lo nuestro! a comenzar el curso creativamente y, para ello...¡haz tu elogio de la lentitud!
6 comentarios:
Una sala de hospital... el ritmo no para sino que va lento...esperas, escuchas, sientes...
Me he acordado de esta canción para esta entrada.Aunque sea a un ritmo lento se llega a tiempo.
Estupendo día este de martes!
Un abrazo... lento!
https://www.youtube.com/watch?v=dKXkUJ32DE4&feature=youtube_gdata_player
¡GRacias!... La enfermedad nos abre nuevos horizontes si sabemos escuchar su mensaje y un hospital... a mí un hospital me deja sin palabras y toda prisa se viene abajo.
Feliz final de martes.
Querida Elena,
tomarnos tiempos,
sentir nuestros ritmos,
tomarnos el pulso interior,
echar a correr, ¡pero a tiempo!,
ofrecernos tiempos... de oración, de ocio, de paz, de escucha, de relación , de intimidad,de...
¡Cuánto nos perdemos! por maltratar el tiempo.... Un abrazo y desearte lo mejor...
Gracias, Natxo, así es, para saber correr a tiempo, hay que permanecer en el sereno ritmo del Ser. Lo mejor para ti en este nuevo curso, hermano.
Me encantan estas conexiones... el movimiento "slow" ha sido una de cosas que ha revoloteado por mi cabeza este verano...
Por cierto, genial lo bien traída que está la anécdota de Arquímedes... tantas veces la había leído que nunca había caído en la cuenta de que era un momento de relax.
¡Genial como siempre Elena!
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