La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

martes, 13 de mayo de 2014

¡Ay!, ¿quién maneja mi barca...quién?

No sé porqué me ha venido al recuerdo esa canción de Eurovisión que cantó Remedios Amaya, descalza, gitana... ¿No os pasa que hay días o semanas o meses o temporadas que suceden cosas a vuestro alrededor que os dejan como sin palabras, que os generan emociones encontradas?

La ancianidad de mis padres, su debilidad, sus cambios físicos, la muerte inesperada de una amiga con treinta y cinco años, la muerte de los niños en Badajoz en un accidente con raíces en las drogas, el asesinato de ayer de una mujer en medio de la calle, las continuas noticias de corrupciones, fraudes fiscales de supuestos/as representantes de la "marca España", el rapto de las niñas nigerianas...

Me siento perpleja. Sin tiempo para reaccionar. Todo tan denso, todo tan duro, todo cosas y casos que arrebatan el ser por completo y requieren de silencio y hondura para asumir lo sucedido, para adoptar una postura cuerda. Situaciones que requieren tomar decisiones, revisar los postulados éticos que rigen mi vida...

Y, entonces, hoy me resuena esta cantinela: "¡Ay! ¿Quién maneja mi barca, quién? Que a la deriva  me lleva, quién..."

Y es que no quiero ir a la deriva. No quiero ser una marioneta que se mueve, que reacciona, que hace o deshace al albur de los diferentes acontecimientos. Necesito tiempo para sosegar emociones, para ordenar los pensamientos y silenciar aquellos que no conducen a nada.

No me gusta vivir en un país, en un mundo donde se mata a las personas por enfados, por disgustos, por política o religión, por lo que sea. No me gusta y me asusta la agresividad que nos envuelve sin darnos cuenta. Agresividad en las aulas, en la carretera, en la calle, en los medios de comunicación y redes sociales. Agresividad que en no pocos nace de sentirse víctimas de una injusticia social flagrante, pero una agresividad que, aún pudiendo ser comprendida, no justifica acciones dañinas.

No me gusta vivir en un mundo donde la religión en su versión deformada y enferma, ampara actos inhumanos, dictatoriales. No me gusta que se den más prisa los políticos en proteger las balsas de petróleo o gas y luchen por ellas que en proteger a los/as niños/as del mundo, secuestrados/as, sometidos/as a trabajos inhumanos o a abusos sexuales o emocionales...

Me deja sin palabras y me hace temblar la vulnerabilidad de la vida, ya frágil de por sí...

No me gustan muchas cosas, me duelen, me hacen llorar por dentro y por fuera y, hoy, de verdad, os confieso que me siento triste. Sé que hay muchos/as hombres y mujeres justos/as, buenos/as, generosos/as, honrados/as, amorosos/as, responsables... Pero, hoy me entran en el alma las oscuridades de nuestra humanidad y siento su dolor. Y no quiero que la barca de mi vida se deje llevar por la deriva de la desesperanza, del enfado, de la agresividad verbal, de pensamiento o de actos. No, yo quiero que mi barca tenga por capitán siempre, siempre, siempre, al AMOR, como vela la ESPERANZA, como timón la CONFIANZA. 

Que sea mi esencia de Amor quien maneje mi barca con rumbo fijo, firme, armonioso... a pesar de todo, con todo, en esta marejada... Que sea el Amor.

2 comentarios:

Javier Palacios dijo...

Gracias Elena por tu dolor compartido

"Sólo el amor"

https://www.youtube.com/watch?v=FQqasc0GYMo&feature=kp

Elena dijo...

GRACIAS, Javi. ¡Qué bueno recordar que sólo el amor...! GRACIAS