Y amaneció... Esa salida del sol vivida junto a un pequeño grupo de personas hermanadas me parecía ser una silente parábola del Reino:
"El Reino de los cielos se parece a aquellos hombres y mujeres que dejaron la seguridad y confort de los caminos conocidos y caminaron de noche, adentrándose más y más hasta llegar al punto desde el que dejarse bañar por los rayos del Sol que nace de lo alto"
Parábola de Paz, de fraternidad y sororidad, parábola silenciosa, humilde, pequeñita que desembocó al final de la mañana entorno a un ciprés plantado con mimo, con consciencia, con amor.
Sol y ciprés, camino y excavación, espera contemplativa y acción de labriego... Todo unido, todo siendo parte de un Todo.
Y amaneció y sentí en mi piel el escalofrío de la Vida verdadera que lo atraviesa todo, que lo nutre todo, que lo ilumina todo y todo hace florecer imparable y eterna. Eso es Resurrección.
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