Decidiste no ya vivir robando, sino ser ladrón. Sí, Judas, porque a pesar de que te engañases a ti mismo diciéndote que era necesario hacer espabilar a Jesús de su sueño de fraternidad, lo único que buscabas era dinero. Sólo dinero. ¿Qué mala hierba había crecido en tu corazón, triste Judas? ¿Qué veías en el brillo de las monedas que te hizo vender a tu amigo, al hombre más bello y limpio que habías conocido? ¿Qué poder ejercía el dinero sobre ti para enseñorearse de tus pensamientos, de tus emociones, de tu cuerpo y poseerte de tal forma que ni a Dios pudiste reconocer junto a ti?
¿Sabes lo más triste, Judas? Que no has sido ni serás el único poseído por el dios dinero.
Lo que tú no sabías es que esa pregunta tuya, esa maldita pregunta "¿qué me dais si os lo entrego?" resuena y se repite en boca de los poderosos y de los amigos y servidores de los poderosos de este mundo.
"¿Qué me dais si os entrego la Amazonia para sacar petroléo, gas...? Le dicen muchos a las grandes corporaciones que asesinan la selva y a los indígenas.
"¿Qué me dais si os entrego todos los minerales?" Se escucha por todo el continente africano mientras mueren millones de hambre, de enfermedad, de guerras pagadas por los que expolian el continente.
"¿Qué me dais si os doy todo el placer que podáis desear?" Le dicen a los ricos y monstruos del mundo los que se enriquecen con el tráfico y trata de seres humanos: niños, niñas, mujeres...
"¿Qué me dais si os aúpo al poder?" Le dicen al lider político de turno y a su partido los que desean mover los hilos de la vida de un país desde la oscuridad de despachos y reuniones escondidas y teñidas de dinero robado a los ancianos, a los colegios, a la sanidad, a los trabajadores honrados, a las infraestructuras...
"¿Qué me dais si no prohibo la fabricación de plásticos de un sólo uso o la contamianción atmosférica o el uso de sustancias químicas para fumigar o...."? Le dicen los gobiernos y los políticos a los dueños de corporaciones y empresas que se lucran enfermando la tierra y al ser humano.
"¿Qué me das si ...?" Y resuena el abominable mantra en la vida de los grandes y de los medianos , en la vida de todo el que se agarra al dinero como único dios y fin pasando por encima de quien haga falta.
Y así, ya ves, Judas, sigue resonando tu egoísmo, tu mediocre y ciega comprensión de la vida. Resuena en nosotros, en nuestro modo de vida de ricos capitalistas, aburguesados neoliberales amigos del dinero venga de donde venga. Resuena también, no creas que no, en la Iglesia que dicen fundó Jesús y hay tanto cura y monseñor amante del relumbrón, apoyando dictaduras, caminado junto al explotador, callando injusticias...
Esa pregunta y su respuesta de treinta monedas, asesina a millones de seres humanos en todo el mundo y a quienes corren a denunciar la injusticia y a defender la Vida, se les sigue apartando, humillando, calumniando, despreciando e incluso, asesinando.
Ya ves, ciego y egoísta Judas, no fuiste muy original al vender a tu amigo. Una parte de la humanidad ha vendido desde siempre a la otra...
Pero te diré algo que tú no quisite o no pudiste ver: Hay una mirada que mira y ve más allá y que toca los corazones acorazados haciéndolos latir de nuevo y los devuelve a la Vida. Hay una amenaza de resurreccion que pesa sobre todos nosotros y que se actualiza en cada persona que rechaza las bolsas de treinta monedas y actúa en favor de la vida.
Hay muchos "Pedros" que se dejan mirar por el Amor y pasan de la amargura a la alegría de sentirse perdonados. Tú no te dejaste mirar. Tú no creíste que Dios tenga el poder de penetrar hasta en la tiniebla más profunda. Tú te aferraste a tu negrura como te aferrabas al dinero y desesperaste. Pobre Judas. Si te hubieras dejado mirar...
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