La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

jueves, 15 de diciembre de 2022

VUELVE A CASA (POR NAVIDAD)

Es a ti a quien has de regresar, porque mientras no regreses a ti mismo, te andarás buscando en las vidas de otros, en los gestos de otros, en las palabras de otros. Buscarás tu verdad en los reflejos más o menos deformados que te ofrezcan los demás. Mendigarás libertad encadenándote a lo que otros quieren, a los que otros opinan, a lo que otros aprueban; sí, sobre todo, serás esclavo de las opiniones y serán estas las que marquen y dirijan tu vida entera. Y dirás: “es mi vida”, sin darte cuenta que estás viviendo la vida de otros.

Es a ti a quien has de regresar. Como quien regresa a un hogar amoroso tras años de exilio y soledad. En ti está tu hogar. Sólo tú puedes darte el verdadero abrazo que precisa tu alma.

Deja de buscar fuera, deja de hacer a los demás responsables de tu vida. Toma las riendas de tu propio camino. Sé el creador de tu estela en este mundo. No difieras para mañana el regreso a tu verdadero yo.

Atrévete ya a despojarte de poses, de gestos y palabras aprendidos. Deja de mirar tanto hacia fuera y mira hacia dentro porque dentro de ti están los horizontes abiertos que tanto anhelas.

Renuncia a seguir empequeñeciendo tu vida por la comparación con otras personas. Deja de envidiar la vida de otros y agradece tu vida. Sé pionero de ese mundo inédito para ti que eres tú mismo. Explora y recorre tus senderos interiores, desentraña tus misterios, bucea en tus profundidades. Encuentra tu propio tesoro en lugar de codiciar los banales fulgores del mundo.

Entonces, sólo entonces, dirás "yo" y resonará en esa palabra alguien real.

No temas que adentrarte en ti te aleje de los demás, al contrario, cuanto más tú, más con todos podrás ser porque ya no les harás responsables de nada, ni esperarás de ellos nada, pues todo cuanto podrías desear, lo llevas en ti, en ese amplio y rico ser profundo que tú eres y que te reserva tesoros de un valor que el mundo no puede comprender.

Cuanto más en ti, más con los demás. Cuanto más para ti, más para todos. Cuanto más hacia dentro, más lejos verás y más allá llegarás.

Descubrirás en tu hogar de adentro una alegría sencilla y permanente al aprender a amarte en tu totalidad. Y sentirás la alegría de ser y de que los demás sean.

Cortarás por fin las amarras que te tenían inmóvil en el puerto de la queja y de la insatisfacción. Desplegarás tus velas y navegarás libre y feliz por el mar ancho de la existencia. Una existencia plagada de encuentros que, ya libre de tu falso yo, vivirás con mayor plenitud. Podrás ser tú para otros viajeros errabundos y perdidos, un faro que señale el camino de regreso a casa.

Deja de huir hacia delante. Detén tus pasos. Acompasa tu ritmo a la respiración de Dios en ti.

Es a ti a quien has de regresar porque dentro de ti Dios ha elegido hacer morada y, aun cuando no creas en ese Dios que te resulta lejano, extraño o pura ficción, regresando a ti no dudes que encontrarás un hogar lleno de Amor.


Y, de regalo, te lo digo con una canción.




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