La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

viernes, 7 de febrero de 2025

¿Qué es la Apertura a la Trascendencia en el contexto de la Educación de la Interioridad?

 La Educación de la Interioridad, entendido como un modelo pedagógico, trabaja la competencia básica de "aprender a ser" añadiendo un matiz profundamente humano: cuidar el ser.

Así, defino la EI como "aprender a ser cuidando el ser.  Alude a dos cuestiones clave:

La primera es que el ser humano es un ser que precisa de aprendizajes toda su vida. Por un lado, nuestro crecimiento y maduración son lentos, de todos los seres vivos, quizá sea el ser humano el que más tiempo precisa para alcanzar una autonomía total que le permita independizarse de sus progenitores. El ser humano invierte muchos años de su vida en formarse en todo aquello preciso para vivir en su entorno concreto. Oficialmente se considera a una persona "mayor de edad" a los dieciocho años. Para el resto de mamíferos todo es muchísimo más rápido. Nosotros, los hombres y mujeres, invertimos años de nuestras vida en alcanzar algunas de las competencias básicas para desenvolvernos en nuestra sociedad. Sólo ya los cuatro pilares educativos que señalaba el informe Delors, implican años de camino: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a vivir con los demás.

Ciertamente el verbo aprender, siendo central en las etapas escolares, va más allá del ámbito escolar y universitario y es un verbo propio de la vida humana. Dicho de otra manera, una persona que responda a su vocación humana, es siempre un aprendiz de algo.

La segunda cuestión a la que alude la definición de la EI como "aprender a ser cuidando el ser" es el hecho de que la forma de aprender a ser persona incluye el cuidado: cuidado de sí mismo, de los demás y del planeta. 

De este modo, educar la interioridad en la escuela tiene que ver con los procesos que permitan acompañar al alumno en la adquisición de estrategias y herramientas que:
  • le capaciten para saber cómo cuidar de sí mismo, 
  • le despierten el deseo de cuidar de los demás, 
  • le ayuden a entender y vivir el medio natural como nuestra casa común precisada de cuidado.
CAPACIDAD PARA SABER CUIDAR DE SÍ MISMO: El cuidado del propio ser: físico, intelectual, emocional y espiritual quiere decir que la persona va siendo cada vez más dueña de sí, dejando de estar sujeta a lo de fuera para vivir desde una verdadera capacidad de autorregulación en todos los ámbitos. 

DESPERTAR AL DESEO DE CUIDAR DE LOS DEMÁS. El ser humano no es un ser que empieza y termina en sí mismo, al contrario, ser persona es ser en relación, significa "aprender a vivir con los demás" como indica el cuarto pilar educativo mencionado. Del mismo modo que cada persona ha recibido y recibe el cuidado de muchas otras personas (padres, familia, maestros, amigos...), así una maduración cabal conlleva el interés y la sensibilidad por el cuidado del otro. Esto incluye el cultivo de las dimensión ética y  la dimensión política (bien común.

ENTENDER Y VIVIR EL MEDIO NATURAL COMO LA CASA COMÚN PRECISADA DE CUIDADO. Si siempre lo hubiera debido ser, el hecho es que ahora es el momento irrenunciable de una educación de la interioridad que propugne un modo de vida respetuoso del medio ambiente natural. El ser humano no puede sobrevivir sin su bien más esencial y básico: el planeta, Se hace urgente despertar en los niños y jóvenes la conciencia de que somos cuidadores de este planeta hermoso que ya emite una queja clarísima que debe ser escuchada sin dilación.

Los dos últimos puntos son los que con más claridad muestran que el ser humano es un ser abierto a la relación, con una vocación irrenunciable a trascenderse a sí mismo. Este es el primer significado del contenido de apertura a la trascendencia en una lectura común para todos, creyentes y no creyentes.

Junto a lo anterior, la Educación de la Interioridad quiere y debe acompañar el cuidado de lo espiritual y de la religiosidad de los alumnos.

CUIDADO DE LA ESPIRITUALIDAD: En el momento actual, el término espiritualidad nos ayuda a referirnos a la vocación del ser  humano de vivir con hondura y profundidad, es una llamada común para todo ser humano que busca un sentido a su vida. 
CUIDADO DE LA RELIGIOSIDAD: Al referirnos a la religiosidad, nos referimos claramente a la experiencia de la persona creyente que acoge en su vida unos valores, ritos y dogmas propios de su Religión.

La EI debe acompañar a los alumnos tanto en el cultivo de una vida profundamente espiritual como en el cultivo de su religiosidad en el caso de los alumnos creyentes. Aquí es donde la Apertura a la Trascendencia significa ya concretamente el cuidado de lo espiritual y de la religiosidad.

Por último, es de gran importancia entender que aprendiendo cómo cuidar de mí, de los demás y del mundo, cultivando una profunda espiritualidad/religiosidad, favorecemos el nacimiento en la persona de la pregunta vocacional, entendiendo por vocación "mi lugar en el mundo", el porqué de mi existencia, la concreción de mi sentido de la vida, porque en la EI "identidad personal" y" sentido de la vida" son las dos preguntas humanas fundamentales que deseamos acompañar.

viernes, 10 de enero de 2025

PIENSO BIEN, LUEGO EXISTO MEJOR

Pensar es un acto profundamente humano. No tengo constancia de que otras especies vivas sobre la faz de la tierra piensen. En todo caso, no hay acto humano sin pensamiento, ya sea como motivación, o como consecuencia del acto.
Mucho se ha criticado a Descartes y su "pienso luego existo". Reducir la existencia humana a un puro pensar ha demostrado que no era lo más acertado. Situar en lo más alto el intelecto generó una caricatura de un ser humano con una cabeza enorme y un cuerpo diminuto y nos ha hecho daño al relegar el mundo de lo corporal y de las emociones a un cajón de cosas que molestan o han molestado al ciudadano occidental.
Pero llegó, por pura ley del péndulo el "siento, luego existo" y ahora mismo pensar molesta, distrae, se nos señala como un obstáculo para todo aquel o aquella que quiera crecer como persona.
Y aquí entro de lleno en lo que hoy ha ocupado un rato de mi pensar, porque sí, una es persona que piensa, lo quiera o no. Un amigo querido me ha enviado un video, uno de esos en los que se nos regalan supuestas dosis de sabiduría y alguien parece que "se ha quedado calvo" descubriendo una verdad universal.
La persona del video en cuestión, que no se había quedado calva ni metafórica ni literalmente pues estaba dotada de una hermosa melena y diente blanquísimos (qué envidia me dan los dientes blanquísimos de estos seres despiertos y liberados del pensar), emitía la ya cansina afirmación de que "tú no eres tus pensamientos" y el largo rosario acerca de pensamientos limitantes, etc, etc.
Y confieso mi hartazgo y empacho con estas cuestiones ya tan manidas y tan tópicas. Sí, hace rato, mucho rato, que quien se vive buscador, en camino, quien quiere crecer como persona, se encuentra con esta realidad: yo no soy mis pensamientos. Hay múltiple literatura al respecto. Depende quien lo trate, el tema es pura patraña pseudo psicológica con tintes pesudo espirituales o se torna algo más profundo y enriquecedor.
Pero hoy, yo, ser pensante, reivindico la importancia capital del pensar y del PENSAR DE CALIDAD, pensar bien. Esperando no parecer soberbia, me atrevo a reelaborar lo de Descartes y afirmar: "pienso bien, luego existo mejor"

¿Y qué es pensar bien? Pues trabajar duro para crecer en conciencia de mis pensamientos, de su calidad o de la ausencia de ella e ir entrando en un proceso que me ayude a identificar cada vez mejor, qué pensamientos me frenan, cuales son pura repetición que no aporta nada. Identificar, sí, los pensamientos que me limitan en cualquiera de los ámbitos de mi existencia, pero, cuidado, no tirar por la ventana "al niño con el agua sucia". He de aprender a identificar y rescatar aquel pensamiento que me inspira, que me anima, que me motiva, que me hacer ir más allá, incluso que me emociona del tal modo que se convierte en horizonte hacia el que encaminar mis pasos. Pero, por favor: nunca dejar de pensar, nunca renunciar al acto humano del pensar. Eso sí, un pensar de calidad.
La historia de la humanidad muestra la honda huella que el pensamiento deja en ella. El pensamiento científico que trae desarrollo y mejoras (también aplicaciones mortíferas de la ciencia, claro). El pensamiento filosófico que acompaña a las grandes civilizaciones que se han sucedido las unas a las otras (sí, con sus atrocidades de por medio, claro). El pensamiento sobre el ser humano, la antropología, la psicología, la pedagogía. El pensamiento hecho arte (sí el arte además de emoción, conlleva pensamiento).
Y es que, repito: no hay acto humano que no conlleve un cierto "pensar".

¡Qué peligrosa es la mente vacía!¡qué empobrecedor anclarnos en el "siento luego existo"! Nos convertimos las personas en esclavas de la pura emoción, de la visceralidad. La pura emoción sin reflexión, sin una guía interior es destructiva. Nos hacemos victimarios de todo aquello que nos molesta o que nos saca de la zona de confort. Cuando no se aprende a pensar con calidad, se vive al albur de las voces de otros, porque siempre habrá otro que piense por mí y al que mi pereza mental le vaya muy bien. 
La ley del péndulo nos lleva siempre como humanidad a extremos que no son buenos. No todo es pura racionalidad o todo pura emocionalidad. La vida humana se despliega en un terreno donde hay muchos tonos intermedios y estos son tantas veces sanadores para nuestros excesos extremistas
Hoy precisamos de pensadores y pensadoras de altura. Hemos de reivindicar el saber pensar, precisamente para que los  ideólogos de turno no nos puedan manipular ni hacer comulgar con piedras de molino.
En el mundo de las noticias falsas y falseadas, de los rumores y de los hilos de opinión en redes sociales en un mundo en el que llegan a lo más alto del poder mundial los mediocres que sólo viven para el poder y el dinero, es urgente que eduquemos mentes despiertas, pensamiento crítico, capacidad para generar argumentaciones y discursos creativos, lúcidos, humanos y humanizantes.

He experimentado en mí que lo "afectivo" es lo "efectivo"; sí, las ideas por sí solas no mueven a una persona, pero también estoy convencida por experiencia de que las ideas pueden impulsar o pervertir a las sociedades. El poder de la palabra humana es inmenso. Poder creativo y poder destructivo. Cuando el ser humano "empalabra" su realidad , crea sentido y, en el lado contrario, puede generar caos y división.

Pensar con claridad, pensar profundamente, cavilar, dar vueltas a los asuntos verdaderamente importantes, sí, incluso "filosofar" es un acto inherente al ser humano. Eliminarlo, devaluarlo, minusvalorarlo es deseable para quienes ansían sociedades de borregos, fáciles de manipular, de llevar de aquí para allá... "Pensamiento líquido" en "sociedades líquidas", nos suena el concepto...

Reivindico el acto de pensar y el saber pensar y lo necesito en mi vida. Necesito mejorar la calidad de mi pensamiento y necesito nutrirme de grandes pensadores y pensadoras. No quiero youtubers ni influencers de bajo nivel intelectual y humano en mi vida. La historia de la cultura humana está preñada y llena de grandes voces que nos hacen falta para ver más allá.

¡PIENSO BIEN, LUEGO EXISTO MEJOR!

martes, 10 de diciembre de 2024

¡"ADVIENTA" TU VIDA!

¿Esperanza en un mundo herido? Sí, radicalmente sí. El ser humano porta en sí un anhelo de sentido que tiene mucho que ver con una mirada esperanzada hacia sí mismo y hacia la vida.

Tristemente no es nada nuevo que en el mundo haya una mayoría de seres humanos que sufren por múltiples motivos, pero todos derivados del egoísmo humano. No es nuevo que haya hambre, guerras, injusticias de todo tipo. 

Junto a lo anterior, tampoco es nuevo que existan tantísimas personas que entregan su vida en pro de la justicia, de la ayuda al prójimo. 

Ante la grandeza y amplitud del campo de acción del Mal, uno puede decidir cerrar los ojos, a modo de avestruz, hundir su cabeza en su pequeño agujerito vital y seguir viviendo un "carpe diem" que le evite la sensación de incertidumbre y horror que puede causar mirar de frente el dolor del mundo.


Pero hay otra forma de afrontar esta realidad ambivalente de la existencia. Señalo tres acciones a realizar, no son las únicas, pero hoy las subrayo por si me ayuda y te ayuda.

En primer lugar , identificar en uno mismo dónde se le da acogida y amparo al mal. En lenguaje cristiano, se trata de reconocer mi pecado individual. Esta capacidad para desenmascarar mis tinieblas interiores y aquello que en mi vida concreta secunda y aporta algo al mal que veo fuera de mí.

En segundo lugar, optar claramente por situarme del lado de todo aquello que frena o puede frenar de algún modo ese mal. Eso acontece en el terreno de tantas "pequeñas-grandes" opciones personales y familiares.

En tercer lugar, y en ello quiero centrar mi reflexión ALIMENTAR LA ESPERANZA. La cuestión quizá sea si puede alimentarse la esperanza cuando todo alrededor parece invitar a la desesperanza.

Aquí van cuatro humildes propuestas para alimentar la esperanza a modo de las cuatro velas de la corona de Adviento.

1. NO ALIMENTES LA QUEJA: Quejarse es normal y tenemos derecho, pero quejarse por todo y en todo momento crea un ambiente oscuro, limitado en el que yo me voy transformando en un ser "quejoso" cuya energía vital sólo se moviliza para ver el lado oscuro de las cosas.

2. FOCALIZA TU MIRADA: Intenta crecer en consciencia de hacia donde diriges tu mirada. Sin caer en buenismos vanos, ejercítate en orientar tu mirada hacia las personas, ambientes, iniciativas que traen luz y esperanza a este mundo nuestro, sea en tu contexto cotidiano o en el ámbito mundial. Los medios de comunicación raramente los ponen en portada, pero tú puedes realizar un ejercicio consciente de ir en busca de las buenas noticias.

3. OPTA POR LAS SOLUCIONES. Lo sabemos, pero lo olvidamos: es más fácil señalar los problemas, que proponer soluciones. Sin embargo, tener la capacidad de crear dinamismos de mejora y solución de los problemas que detectamos, genera en nosotros un aumento de la creatividad y una atmósfera personal y grupal más abierta y esperanzada que favorece que los problemas y dificultades se puedan afrontar con mayores dosis de esperanza. 

4. SILÉNCIATE: El exceso de palabras propias y ajenas puede nublar nuestra mirada, más aún si en nuestro entorno la queja y el escepticismo son algo omnipresente. En ese caso, es muy necesario el silenciamiento. Para ello medita, ora, sal a la naturaleza, escucha buena música... Se trata de cuidar los espacios en mi vida personal que me permitan entrar en otras honduras donde la mente deja de ser la protagonista y se abre la mirada interior. Sólo la mirada interior permite captar niveles de comprensión de los sucesos más allá de los tópicos que genera nuestra mente.

Y, COMO ACTITUD QUE RECOGE TODO LO ANTERIOR: ¡"ADVIENTA" TU VIDA!: Es decir, permite que en tu vida exista un espacio para la espera. Todo no cambia de un día para otro, las soluciones no aparecen de forma inmediata, incluso puede parecer que no habrá cambio ni mejora posible. Otras veces es preciso el proceso de "tanteo-error": lo que parecía mejorar en el ámbito personal, familiar, o social, vive retrocesos y bloqueos. Entonces se trata de reconciliarnos con la espera activa que poco o nada tiene que ver con la resignación, sino con la aceptación pacífica de nuestros límites. 

Quizá eso es la esperanza: mantener la llama encendida aun cuando parece que la tiniebla gana terreno. Esa pequeña llamita siempre, siempre, rompe la noche...¡ADVIENTA TU VIDA"

domingo, 24 de noviembre de 2024

De realezas y verdad. Revisar las imágenes de Dios

 

El ciclo litúrgico ordinario se cierra con la fiesta de Cristo Rey para dar paso al Adviento. Personalmente siempre me ha costado calificar como Rey a Cristo. Cierto es que, por mi entorno cultural, esta fiesta ha quedado teñida de reminiscencias políticas llenas de extremismo y violencia que nada tienen que ver con el Evangelio ni con la propuesta de vida cristiana.

Creo que, si algún término entronca más claramente con el ego humano en su peor expresión y manifestación, es el término Rey o Reina y todo lo que connota para los humanos. Ningún rey humano ha llegado a rey exento de asesinatos, conquistas crueles, luchas de poder, celos, envidias, imposiciones y abusos. Da igual hacia qué época histórica miremos: desde que tenemos rastros escritos de la cultura humana en tiempos de los sumerios, los reinados, los gobernantes de todo tipo lo son imponiéndose de forma violenta y buscando perpetuar su poder y riqueza (nunca el uno sin la otra) a base de empobrecer y pisotear al pueblo.

Quizá se me diga que las modernas monarquías no son así. Evidentemente los reyes de hoy en día no guerrean ni van por ahí cortando cabezas, pero bien sabemos la cantidad de corruptelas y comportamientos nada éticos que salen a la luz de tanto en tanto y que ponen bajo el foco mediático modos de vida nada edificantes y alejados del sufrimiento y necesidades reales de sus supuestos “súbditos”.

Por todo ello, nunca me ha parecido que tenía semejanza alguna decir Cristo y decir Rey. Me ha parecido siempre que tenía que explicarme a mí misma demasiadas cosas y hacer muchas piruetas mentales y teológicas para poder “imaginar” a Cristo como un rey.

Claro está, que, como siempre, la lógica del evangelio lanza un reto total a nuestra lógica mundana. El relato del evangelio elegido para ser proclamado hoy en nuestras celebraciones es aquel en el que un Jesús traicionado por Judas, negado por Pedro, zarandeado entre Anás y Caifás, llega ante el poder político representado en aquel momento por Pilato quien pregunta directamente a Jesús si él es rey. La respuesta de Jesús en el evangelio de Juan es contundente: “Tú lo dices: soy rey”, es más, Jesús describe su realeza como el destino radical de su nacimiento: “Yo para esto he nacido y para esto he venido a este mundo”. Pero, a renglón seguido, describe en qué consiste ese destino o realeza: “Para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz”.

Jesús identifica “realeza” y “verdad”, algo que nos saca de los parámetros de nuestro modo de entender las realezas humanas.

Pilato pregunta por su realeza a Jesús desde sus propias construcciones e imágenes mentales. En la mentalidad de Pilato, un rey, fuera Jesús o cualquier otro, es sinónimo de un poder humano cuya presencia supone un agravio y un peligro para la estabilidad política y la superioridad romana.

Pero Jesús, ya había dejado claro a Pilato antes que el no era rey al modo del mundo: “Mi reino no es de este mundo”.

Ni es Jesús rey de un reino mundano ni es un rey al modo humano. ¿Entonces por qué definirse a sí mismo como rey? Jesús hablaba con las categorías de su tiempo y la escuela joanica escribe con las categorías de su cultura. El modelo monárquico, como indica Ian G. Barnour en “Myths, models and Paradigms” se desarrolló sistemáticamente tanto en el pensamiento judío (Dios en tanto señor y Rey del universo) como en el pensamiento cristiano medieval (con su énfasis en la omnipotencia divina) y en la Reforma (especialmente con la insistencia de Calvino en la soberanía de Dios). En la descripción de la relación de Dios con el mundo, el modelo histórico dominante en Occidente fue el del monarca absoluto gobernando su reino.

A mi modo de ver y siguiendo a la gran teóloga Sallie McFague, la cuestión es cometer el error de identificar a Dios con lo que no son sino metáforas y modelos de Dios, ayudas para hablar acerca del Misterio, pero que no son en sí mismas el Misterio. Confundimos el significado con el significante. Identificamos el agua con el recipiente que la contiene. Eso empequeñece a Dios. Pero también nos empobrece a nosotros. Cuando el ser humano olvida que una metáfora y más una metáfora acerca de Dios no tiene entidad en sí misma sino en tanto refiere a otra realidad mayor, entonces tal metáfora corre el riesgo de convertirse en un “becerro de oro”. Se quiebra el dinamismo vital por el que es el ser humano está llamado a descubrir que todo es revelación, como afirmaba María Zambrano y, por lo tanto, nos anclamos en la metáfora dejando de ir en busca del Misterio hacia el que señala.

Cuando una metáfora como la del rey se sigue proponiendo como descripción de Dios en tiempos en los que ya no dice nada o lo que dice al ser humano actual incluso es rechazable, entonces debemos atrevernos a revisar tal metáfora y debemos atrevernos a seguir peregrinando por este mundo dejando atrás todos los “becerros de oro” que hemos construido tanto en el ámbito teológico, como pastoral, como en la organización de la Iglesia.

Por ejemplo: en una iglesia Sinodal. ¿tiene cabida la imagen de Dios como monarca absoluto? Creo que no. La imagen de Dios como monarca, desde luego, ayuda a perpetuar modos de organización eclesial altamente jerarquizados y escasamente participativos para quienes no sean considerados como parte del “establishment” propio de cualquier monarquía.

Por ello, hoy, me centro no en contemplar a Jesús como rey, sino como heraldo de la verdad. Jesús ES el camino para ir hacia tal verdad, Jesús ES esa verdad, y en el modo de ser de Jesús podemos encontrar la VIDA que genera esa verdad, la vida verdadera, la verdadera vida y vida en abundancia.

Y ahí, sí encuentro un reto, una llamada que me moviliza. Ir en pro de la verdad, crecer en verdad, permitir que Dios revele su verdad en mí, en todos, en la historia humana. En esta época que me toca vivir en la que la verdad es pisoteada, manipulada, falseada, me atraviesa esa misión de Jesús de ser testigo de la verdad y anhelo que Jesús me revele de qué verdad habla.

Y, qué curioso, Pilato mismo, al escuchar la respuesta de Jesús, le preguntará por la verdad y no ya por su realeza, pero… No se detendrá a escuchar su respuesta: indagar acerca de la verdad es tarea más profunda y exigente que indagar en las realezas o no realezas del tal Jesús de Nazaret que, al menos, ya ha dejado claro que no tiene ejército alguno que vaya a venir en su rescate. Y es que, los intereses de los poderosos de este mundo, de soberanos y monarcas, no son los intereses de Dios y nunca lo serán.

 

(Si te interesa esta cuestión de las imágenes acerca de Dios, te recomiendo vivamente la lectura de “Modelos de Dios: Teología para una era ecológica y nuclear” de Sallie McFAgue. Ed. Sal Terrae, colección Presencia Teológica, 1994).

miércoles, 2 de octubre de 2024

El diálogo interior: convocar nuestra riqueza interior a través del diario

 

La ESCUCHA, la capacidad de escuchar, nos refiere a una experiencia fundante en el ser humano. 

El verbo “oír” nos refiere a la capacidad de percibir los sonidos, pero el “oír” sólo se transforma en “escuchar” cuando la persona presta atención, cuando capta qué se le dice, de donde viene el sonido Y PERMITE QUE ESA VOZ, ESAS PALABRAS, ESE SONIDO, DE ALGUNA MANERA, “ENTREN DENTRO DE SÍ”.

Este acto de “interiorizar” lo que se oye, prestarle atención, es de vital importancia en los procesos de personalización y en el camino del crecimiento personal, además de resultar imprescindible para una vida espiritual profunda y rica. Se trata del proceso de ir creciendo en capacidad de escuchar-me y escuchar-te desde dentro.

En esta dinámica de aprender a escuchar, y concretamente de aprender a escuchar desde lo profundo, se insiere el uso del diario personal como herramienta utilísima en los procesos de personalización. 

La importancia que la escritura  personal en el diario ha tenido en la historia del ser humano es innegable. Incluso, el diario se considera un género literario en sí mismo. Traigo ahora aquí el ejemplo de dos de los más famosos diarios: El diario de Ana Frank, y los diarios de Etty Hillesum ambos diarios escritos en el contexto atroz de la Segunda Guerra Mundial y el exterminio nazi. Quizá los tiempos convulsos personales y colectivos son los que impulsan a la persona a poner orden en sus sentimientos y reflexiones a través de la escritura íntima. Creo que la mayoría de nosotros hemos sentido es necesidad de volcar en unas páginas lo que llevamos dentro para poner un poco de orden en nuestro caos, sobre todo en momentos difíciles o complicados.

Personalmente puedo afirmar que ha sido la escritura en un diario desde mi adolescencia hasta hoy, una de las herramientas que más me ha ayudado a entenderme a mí misma, a valorarme y a entender y valorar los acontecimientos de mi vida.

En el diario, la persona establece un diálogo interior no sólo consigo misma, sino con el sentido de su existencia.

En las páginas de un diario, quedan plasmados los días y sus aconteceres con fecha y hora. Estos acontecimientos, al ser descritos, despliegan ante la persona significados nuevos o renovados que ayudan a identificar datos y niveles de comprensión de mayor hondura y con mayor aporte para el crecimiento personal.

El diálogo interior que se gesta mientras se escriben las páginas de un diario convocan la voz interior de cada uno de nosotros. Rilke, en sus "Cartas a un joven poeta", invita a ese joven a ser capaz de "convocar su riqueza interior". Sin duda alguna, el diario es una forma de convocar toda esa riqueza que cada persona lleva dentro de sí, pero que queda a veces tan oculta por el frenético ritmo diario o por la pura explosión emocional irreflexiva.

El uso de un diario facilita el poder tomar distancia de los suceso y de las emociones, dudas, sensaciones que estos movilizan. En esa mayor "equidistancia", la persona puede vislumbrar horizontes de comprensión más profundos e iluminadores. Poco a poco, cuando la escritura en el diario se convierte en un hábito, aparece "mi voz interior" y uno se va haciendo "amigo de sí mismo" de alguna manera.

Escribir un diario, nos ayuda a ser más sinceros con nosotros mismos. El diario se va transformando en un espejo cada vez menos deformado de mí. Una de las ventajas de la escritura en un diario es la posibilidad de releer las páginas ya escritas, los diarios ya terminados. Cuando uno lee lo que escribió hace una semana o un mes o , mejor aún, lo que escribió hace ya varios años, de forma casi mágica, cobra vida ante uno mismo el proceso hecho, los pasos dados. Es como mirar fotografías de hace años en las que uno ve asombrado su cambios físicos. En el diario, uno puede captar los cambios operados en el adentro y se es testigo del proceso personal vivido. Esto es de gran importancia porque permite a la persona darse cuenta de los ámbitos de su persona en los que realmente ha mejorado o vivido cambios significativos, y, a la vez, identificar ámbitos en los que se enquista o le cuesta avanzar. A la par, el diario ofrece la constatación personal de que se es capaz de transitar la vida con un sentido y, lo mejor de todo: permite captar el hilo conductor de la propia existencia.


"¿Adelante, pues! Este va a ser un momento doloroso y casi insuperable para mí: debo confiar mi ánimo reprimido a una insignificante hoja de papel rayado. A veces, los pensamientos aparecen tan claros y nítidos en mi cabeza y los sentimientos son muy profundos, y sin embargo no consigo ponerlos por  escrito".
(Etty Hillesum. diarios , cuaderno 1, domingo 9 de marzo 1941)




"Espero poder confiártelo todo como aún no he podido hacer con nadie,  espero que seas para mí un gran apoyo" (Ana Frank, 12 de junio de 1942)








martes, 1 de octubre de 2024

Fuego destructor

Cuando ya se acercaba el tiempo en que Jesús debía subir al cielo, decidió ir hacia Jerusalén. Envió a unos mensajeros a un pueblo de Samaria para que le buscaran un lugar donde pasar la noche. Pero la gente de esa región no quiso recibir a Jesús, porque sabían que él viajaba a Jerusalén. Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron lo que había pasado, le dijeron a Jesús: «Señor, permítenos orar para que caiga fuego del cielo y destruya a todos los que viven aquí.»
Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió. Después, se fueron a otro pueblo. 

(LC 9, 51-56)


"La gente de esa región no quiso recibir a Jesús, porque sabían que él viajaba a Jerusalén". Antes de Jesús y después de Jesús, la historia se repite de millones de formas diversas. La cuestión es que nos separamos unos de otros en virtud de mil razones estúpidas: idioma, religión, raza, ropa, nivel social, partido político, y cualquier cosa que nos parezca que hace del otro en lugar de un igual, un diferente, en lugar de un hermano, un enemigo, en lugar de una oportunidad para aprender, un peligro para mi identidad.
Nos da miedo el diferente, siempre ha sido así. El ser humano tiene una facilidad increíble para poner etiquetas y generar guetos en función de tales etiquetas.
No aprendemos. Toda la historia de la humanidad se encuentra atravesada  por guerras y conflictos que brotan del ansia de poder, del egoísmo, de la lectura plana de la realidad en la que el diferente ha de ser eliminado, ocultado o menospreciado. 
Jesús iba a Jerusalén y por esa razón no es bien recibido en una aldea de samaritanos, porque había muchas diferencias entre los judíos y los samaritanos en su forma de entender y practicar la fe. Así le sucede constantemente a Jesús, es Dios con nosotros pero no vemos al Dios que está con nosotros porque el Dios que nos hemos creado nos impide reconocerlo, por eso los mismos judíos de Jerusalén decidirán la muerte de Jesús.
Pero así hacemos cada uno en nuestros pequeños ambientes o así sucede en el mundo. Discriminamos, expulsamos, vetamos en función de nuestros dioses , sean dioses seculares o religiosos o mi pequeño e individual "dios-ego"
Jesús sabía perfectamente que vivía en un contexto conflictivo y no estaba dispuesto a entrar en esa dinámica manida y repetitiva que sólo engendra más  conflicto, más separación, más muerte. Por eso recrimina a sus amigos cuando estos entran en el lenguaje de la violencia dispuestos y deseosos de poder enviar un fuego destructor a esos que no les reciben.
La visceralidad no es buena consejera. Nos impulsa a responder desde la rabia y el deseo de venganza.
En Jesús se nos muestra el camino con claridad meridiana: el único camino real y válido es el del amor. La única fuerza que puede cambiar este mundo herido de forma permanente es el amor. 
Pero no  nos gusta, nos da miedo lo que eso supone pues nos lleva a buscar y trabajar por modos de relación alternativos que nos sacan de la comodidad y la inercia aprendida de la división y el conflicto. Es muy fácil, no requiere demasiada inteligencia etiquetar al diferente, usarlo como chivo expiatorio de nuestros males: los migrantes traen enfermedades, traen delincuencia. Los de tal país, los de tal religión, lo de tal partido político, los que visten así, los que... Esos siempre son los "malos", "los otros" son los malos mientras "los nuestros" , "nosotros" somos los puros, los buenos. 
Para eso , como digo, no hace falta ser muy inteligente y, por ello, todos los dictadores y manipuladores del mundo lo tienen facilísimo, basta atontar al pueblo, darle "pan y circo", basta con lanzar discursos que rebajen la talla moral o empequeñezcan la humanidad del otro, y ya podemos comenzar a llamar a la lucha, al insulto y a la crueldad. Los nazis fueron grandes maestros en ese "arte" de cosificar seres humanos para que parezca que el asesinato es cosa buena. Tristemente no fueron los primeros y no han sido los últimos en hacerlo.
Ahora mismo, en nuestro mundo, se enarbolan banderas de violencia y se juega el juego político de bendecir unas guerras y otras no, de bendecir este ataque un ratito, y criticarlo al siguiente al albur de intereses ocultos de los más poderosos.
Ahora mismo se permite que mueran en el mar miles de seres humanos que buscan en los países europeos un lugar donde vivir dignamente sin guerra, ni hambre  ni persecución, pero son diferentes, son negros o llevan un velo o, simplemente, hemos decidido que son "ilegales", como si ser persona fuera un delito  a no ser que tengas determinados papeles.
Ahora mismo, Jesús se dirige hacia Jerusalén y es rechazado, mal mirado, criticado, juzgado... por tantos "samaritanos" en todo el mundo.
Ahora mismo se sigue repitiendo esta cansina y asesina historia que consiste en "divide y vencerás".
Ahora mismo el resultado de la lógica de la confrontación continúa siendo la de siempre: la muerte y el sufrimientos de miles de inocentes.
La lógica de Jesús, la lógica del Reino de Dios es el Amor y el único fuego que desea enviar Dios es el fuego creador de su Espíritu Santo que pone en marcha una nueva creación 
El fuego destructor nunca es cosa de Dios, sino de hombres.

jueves, 29 de agosto de 2024

ILUSION-ARTE

Todo lo nuevo trae consigo el aroma y el sabor de las oportunidades. Comenzar un nuevo curso escolar lleva en sí miles de oportunidades, aprovecharlas o no tiene que ver con la ilusión o la pérdida de ella.

ILUSIÓNDice la RAE que sus sinónimos son: ESPERANZAR, ALENTAR, ANIMAR , DESEAR, ENCANDILAR. Todo verbos y... ¡Qué verbos más educativos! y que sean verbos  conlleva que hay que ponerlos en acción, quizá porque la ilusión nace si se planta la semilla y se mantiene si se riega y se cuida como conviene. 

Es todos un arte lo de la ilusión: ILUSION-ARTE.

Todo buen maestro sabe de este arte de ilusionar que tiene que ver con:

Esperanzar a sus alumnos de tal modo que cada uno de ellos y de ellas, crea en sí mismo y en su capacidad para dar su personal "do de pecho".

Alentar a cada alumno. Darle aliento cuando el curso se hace "cuesta arriba" y nos cansa. Oxigenar al que se ahoga en cualquier asignatura o en cualquier otro ámbito. El buen maestro da de su aliento, haciendo del proceso de enseñar un peculiar  "boca a boca" que devuelve la respiración al alumno medio muerto.

Animar al desanimado. Dar  "ánimo" que tiene que ver con el "ánima". Sólo puede animar quien está animado, es decir, quien tiene alma, esprírtu, vida interior. Dar aliento y dar ánimo, casi son la misma cosa.

Desear... Y aqui, me permito corregir a la RAE porque me parece a mí que tiene más sentido hablar de anhelos. Decía el gran Franz Jalics sj algo así como que el deseo pertenece al ego mientra el anhelo brota del corazón.  El deseo puede convertirse en algo que esclaviza mientras el anhelo reorienta y ordena toda una vida desde la paz y el sentido profundo de la existencia. Así que, pienso yo que el buen maestro, hacer brotar en el alumno verdaderos anhelos (podríamos decir quizá "deseo esencial" en palabras de otro jesuíta, Javier Melloni) que tantas veces trascienden lo meramente curricular conectando con el sentido de la vida.

Encandilar: ¡Qué preciosidad de verbo!. Tiene que ver con la Luz: en-candil-ar. Juego con la palabra y se me ocurre que educar es dar el candil encendido que el maestro lleva en sí para iluminar el camino del alumno y este pueda encontrar y encender su propia luz interior, para que encuentre el candil con el que poder asumir las tinieblas y sombras de la vida, para que brille con su propia luz sin necesidad de robársela a nadie, sino sumando candiles y más candiles hasta que el mundo entero se ilumine. Nada más lejos el "encandilar" así entendido del "engatusar"  con apariencias o medias verdades.


Os deseo queridos profesores y profesoras, maestros y maestras de corazón que durante este curso os cuidéis y os dejéis cuidar para poner en acción todos los verbos que conlleva el arte de crear y mantener la ILUSIÓN. Por favor: que nada ni nadie os mate la ilusión.


martes, 28 de mayo de 2024

Jornada presencial: La interioridad como matriz de una ética samaritana


Para colegios e instituciones educativas que quieran profundizar en la relación inseparable entre los procesos de cultivo de la interioridad y las propuestas de compromiso por la justicia.
  • Si te interesa organizar la jornada en tu institución escribe a :
       ELENA ANDRÉS SUÁREZ: eandres.interioridad@gmail.com