Cada vez que anoto en la agenda actividades para dentro de cuatro o cinco meses en el mejor de los casos y para dentro de dos años en el más exagerado de los casos, no puedo evitar pensar que es mucho planificar, otras veces me sonrío y pienso en la cantidad de cosas que me pueden pasar a mí o a quienes me llaman en ese tiempo. Somos muy arrogantes o muy ingenuos, no lo sé... Si lo piensas detenidamente la manera que tenemos de organizar nuestras agendas es un poco orgullosa, no porque lo seamos conscientemente, pero sí se nos cuela el creer que dentro de dos meses todo estará como hoy: estaré sana, tendré medio de transporte...
Pero, además, hay ocasiones en las que, cuando miras la agenda y ves tal cantidad de trabajo, te derrumbas o cuando menos te estresas porque pierdes la dimensión exacta de la vida y ésta es que cada día tiene 24 horas, ni más ni menos... "A cada día le basta su afán" ¿por qué diría esto Jesús? él no se caracterizaba por su "agenda vacía".
Pues, querido/a amigo/a mío/a que lees estas reflexionos, te invito a meditarlo. Profundiza estos días en la frase de Jesús. Haré una cosa: no compartiré contigo mi reflexión ahora mismo. Investiguemos juntos hasta el viernes qué puede esconder esta frase, a donde nos lleva... El viernes nos volvemos a encontrar, en el umbral que dará paso a un exquisito puente. Entonces te diré todo lo que a mí me sugiere esta frase y, si te apetece, ve dejando tus reflexiones en los comentarios del blog. Buenas noches y hasta el viernes.
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