La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Paradigmas y para-dogmas

En 1Pe 3, 15-18 se nos anima a los cristianos  a saber dar razón de nuestra esperanza a todo aquel que nos la pida. Creer en Dios y pensar no son opuestos, como no lo son creer en Dios y sentir o creer en Dios y vivirlo en el cuerpo. 

Los paradigmas que los humanos creamos para amparar nuestras creencias y sistemas de valores religiosos o civiles, pueden ayudarnos lo mismo que obstaculizarnos en la vivencia profunda de tales creencias, valores, etc. Las tradiciones deben ser revisadas y criticadas sanamente para potenciar su aporte de sabiduría y eliminar las deformaciones que matan el dinamismo evolutivo propio de la vida en todos sus niveles.

El peligro es que el paradigma se transforme en para-dogma. Entonces nos convertimos los unos para los otros en enemigos, obstáculos a salvar, agresores. Si todos buscamos lo mismo, permitamos que los caminos sean abiertos, diversos, dejemos paso a la creatividad a la alternativa. ¡Cuánto miedo nos da el campo abierto! y, asi, por miedo, vamos muriendo de hambre empachados de enfados y divisiones y, a veces, no sabemos ni porqué, simplemente..."Es que siempre se ha hecho así".


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