"La experiencia está ahí y usted la experimenta. Si usted está contento, experimente la felicidad, pero no la busque en su práctica espiritual. No lo persiga, no vaya tras ello, no se revuelque en ello, no trate de aferrarse a ello. Simplemente sea feliz. Que al cabo de un rato está triste, no pasa nada, está triste. Llore si hace falta. No lo niegue, no lo empuje, no se regodee en ello una y otra vez con todos sus pensamientos, sus ideas y sus justificaciones. Experiméntelo a fondo y siga con su vida. Su vida es aquello que esta haciendo en este momento (Sensei Danan Henry)
Convencidos de que están maximizando sus experiencias al controlarlas, los seres humanos con mucha frecuencia cortocircuitan no sólo la experiencia misma que proclaman que quieren sostener, sino que reprimen la plena expresión de toda experiencia. Si el individuo es capaz de dejar de usar toda su energía para controlar su experiencia, libera la energía y la atencón necesarias para experimentar más profundamente, no este o aquel tipo de vida, sino la vida."
Mariana Caplan: A mitad de camino. La falacia de la iluminación prematura
He elegido este párrafo del libro de Mariana Caplan, absolutamente recomendable, porque una de las cosas más difíciles para el ser humano es no aferrarse a lo que vive. Nos identificamos de tal manera con lo que nos sucede que creemos que eso que sucede es lo definitivo, cuando, en realidad, lo definitivo es qué hacemos con lo que nos sucede. Adentrarse en procesos de silencio interior posibilita vivir desde nuestra esencia y eso nos lleva a vivir la vida, como dice la autora, "no este o aquel tipo de vida, sino la vida".
Pero aun cuando no seamos capaces de llegar a tal estado de libertad interior... "Llamad y se os abrirá, buscad y encontraréis, pedid y se os dará". Nunca nos faltará la Gracia, es decir, la Vida de Dios en nosotros, su Luz. No todo depende de nosotros. Podemos buscar, llamar y pedir con la confianza de los hijos/as.
1 comentario:
Bello texto el de Javier Melloni. Me quedo con lo de "aprender a percibir lo que ya es y existe”. Cuántas realidades importantes nos pasan desapercibidas! y, sobre todo, ¡cuántas personas! Le decía a un joven Hermano de la Salle hace unos días: "¡detente! no vayas tan deprisa ni hagas tantas cosas, saboréalas para que los demás las puedas saborear contigo. Encuentra algún espacio para el silencio, igual hasta consigues orar...". También me lo digo a mí mismo.
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