La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

domingo, 15 de marzo de 2020

Cuéntame un cuento (una utopía en la distopía)

Y entonces llegó él. Microscópico. Inyectando su malestar en cada individuo hasta que llegó a todo el país y después a otros países y, así, hasta llevar el malestar al mundo entero.

Se coronó como el virus por excelencia.

Ni el hambre, ni las guerras, ni el dengue, ni la malaria ni el ébola. Sólo él: el CORONAVIRUS.

Así fue: se erigió en señor de las vidas de todos. Daba igual si eran reyes o ministros, varones o mujeres. Convirtió a los niños en seres sospechosos y a los ancianos en más vulnerables aún de lo que ya lo eran.

Al extender su reinado consiguió que todos le miraran a él. Regresó el Absolutismo.

Durante un tiempo el mundo entero se rindió a sus pies y sólo se hablaba de él. Todo  lo demás se olvidó. Lo que ayer era importante, lo que ocupaba las conversaciones de los hombres y las mujeres, desapareció. Así hizo su magia el virus coronado.

Pero, justo cuando su reinado parecía coger más fuerza, algunos despertamos. Nos dimos cuenta de algo: el rey de los virus nos obligaba a recuperar lo olvidado, precisamente eso, lo olvidado.

Así, de boca en boca, comenzó a resonar de nuevo la palabra "bien común" y comenzamos a despertar al hecho de que solos no conseguiríamos destronarlo. Nos necesitábamos los unos a los otros. No habíamos escuchado a la madre tierra que nos pedía vivir como un organismo único, no habíamos escuchado a los empobrecidos que ponían en cuestión nuestras fronteras. Ni a los ancianos que con su soledad nos devolvían la imagen del aislamiento que habíamos construido para quien no fuera productivo. Ahora, le escuchábamos a él, al rey de los virus, no quedaba más remedio...

El absolutismo de este Rey virulento, requería vaciar los colegios y las calles y los comercios para no saturar los hospitales, el lugar donde debían ir los súbditos más maltratados.
Entonces, milagrosamente, sin pensarlo ni proponérnoslo, nos dimos cuenta de que estar en casa no era malo. Que en casa hay calor, abrazos, ilusión y juegos.  Al quedarnos en casa redescubrimos el aburrimiento como compañero y la paciencia y el buen humor como medicinas de increíble poder.

Se dice que hubo quien recuperó el trato consigo mismo y la conversación calmada con los suyos. Alguno descubrió el maravilloso universo, extenso y libre, de los libros y otros comenzaron a mover los pies al ritmo de músicas olvidadas por la prisa y los ruidos diarios que reinaban antes del virus coronado.

El rey microscópico nos hizo caer en la cuenta de que nuestros ancianos nos necesitaban y mucho. Los rescató del olvido y sonaron más los teléfonos en sus casas y se hicieron votos de reencuentro en cuanto aquel Absolutismo fuera derrocado. Aparecieron en los discursos de los gobiernos y en la agenda de muchos voluntarios que les dedicaron su tiempo.

Llegó él, queriendo cortar la respiración a los más débiles pero no contaba con el batallón de los que dan aire y sustento.

Así me contaron mis mayores que, cuando consiguieron derrocar a aquel infame rey coronado absoluto, lo consiguieron todos juntos, no podían permitirse ir por libre ni no pensar en los otros. Cuando lo vencieron, ya no fueron igual las calles ni las casas. La gente se saludaba emocionada, como si cada saludo fuera el primero. Les supieron a gloria los abrazos y pasó lo que parecía imposible, se olvidaron los móviles en casa de tal deseo de tocar, de mirar, de charlar a menos de un metro y comer juntos, y pasear juntos y, juntos, construir un mundo nuevo.

Por eso, yo, que os cuento el cuento que a mí me contaron, vivo en un mundo donde el vecino es tan importante como el amigo, donde se piensa en los demás y se trabaja por vencer el egoísmo. En mi mundo de hoy ya no sirve aquello de "mis derechos", porque ahora son los de todos, como lo son los deberes. Entendemos que la ciudad es de todos y para todos y entre todos la levantamos o la hundimos como pasa con el mundo entero. Vivimos sabedores de que cada gesto y cada acción, cuenta, por minúscula que nos parezca, porque en cada esquina puede estar escondido el virus del individualismo que se contagia con rapidez perniciosa y todo lo devora.

Aquel virus axfisiante que recluyó en casa a miles de millones, los hizo salir de ellas transfigurados, metamorfoseados como orugas que devienen mariposas. Al salir de casa, salieron nuestros mayores más tranquilos, más pacientes, más atentos. Salieron a la calle más agradecidos  y menos dispersos. Me cuentan mis mayores, que fue una cuarentena transformadora. El virus no sólo no les restó el oxígeno, sino que comenzaron a respirar más profundo, más lento. Regresaron a las calles y los trabajos con ganas de vivir todo como un regalo, como una gran fiesta: la fiesta de la vida y, ésta, compartida. Como si de un murmullo de fondo se tratase, todos los que vivieron aquel momento escucharon el latir de un corazón común, de compañeros, verdaderos compañeros. Pensar en el bien de los otros dejó de parecerles raro y esa fue, según cuentan, el arma más mortal contra el virus coronado.

Sí, eso aprendieron en la pandemia. Yo os cuento este cuento, porque es la razón por la que hoy tú y yo, vivimos en un mundo más bello.

12 comentarios:

Leonardo bottaioli. dijo...

Transfiguracion, Monte Tabor, JESUS.

Elena dijo...

Amen y amén

Bea, Claretian Sisters. dijo...

Thanks for sharing this wonderful thoughts. I really agree.

Bea, Claretian Sisters. dijo...

Thanks for sharing this wonderful thoughts. I really agree.

Elena dijo...

Thanks for reading my blog.

consuelo ferrús dijo...

Hola Elena, te escribo para decirte que he utilizado este cuento para un trabajo que he propuesto en la asignatura de Reli a los de 3º y 4º de ESO, en este tiempo complejo no quiero mandarles trabajo de "conocimientos" sino ayudas para sobrevivir airosamente en este tiempo complejo que vivimos. Les he dicho primero que busquen el significado de Utopía y distopía. Luego que me hablen de las emociones que les ha provocado la lectura del cuento, ,y si se parecen en algo a las suyas actualmente. Si quizás añadirían otras que no aparecen en el cuento... y finalmente me interesaba que piensen si esto puede ser realmente una oportunidad de cambio y les he sugerido el vídeo de Rozalén, que se atrevan a narrar el poscoronavirus...qué cosas tienen ganísimas de hacer en cuanto esto acabe.
Ya te comentaré el resultado.
un fuerte abrazo de esos que se pueden ahora, a la espera de uno de verdad.

Elena Andrés Suárez dijo...

Querida Consuelo: No sabes qué grandísimia ilusión me hace saber que esto que escribí un poco como a "vuela pluma", en los inicios de todo esto, pueda llegar a los colegios, hacer pensar, conectar... Me emociona y te lo agradezco, sobretodo te agradezco que me lo expliques. Estoy deseosa de saber os resultados. Un fuerte abrazo.

Vane dijo...

Gracias Elena. Estoy emocionada y sin palabras, ojalá, ojalá este cuento sea una realidad que nos abra la "mirada al otro", que nos devuelva la importancia de ir más allá de nosotros mismos, de cuidar, ayudar, consolar, creer y cuánto más... "Amaos los unos a los otros". ¿Seremos capaces de construir un mundo "nuevo"? Gracias por tanto, gracias por todo. Vane.

Elena Andrés Suárez dijo...

Vane, gracias a ti por tu sensibilidad y tú compromiso con la Vida. Un gran abrazo.

consuelo ferrús dijo...

Hola Elena, todavía hay alumnos rezagados que no acaban de entregar el trabajo sobr el cuento, pero ya tengo la mayoría. Les he dado tiempo para que piensen y repiensen y para no "quitar" demasiado tiempo a otras asignaturas, dicen, más importantes que la Reli...
en general los comentarios es qeu se han visto retratados en el cuento, y les ha ayudado a poner nombre a emociones, que no saben hacerlo. Estos alumnos no han recibido ninguna formación en gestión emocional y les resulta difícil, por eso lo han agradecido. Les ha generado tristeza, nostalgia por loq ue han perdido en este tiempo y a la vez, alegría y optimismo porque les ha ayudado a rescatar lo olvidado, a entrar dentro, recuperar relaciones, aficiones...
la expresión que más gracia me ha hecho de un alumno es: La forma de cómo está contado me hace sentir una esperanza enrollada por algo místico.
¿No te parece gracioso?
Otra dice que: El relato no ha mencionado diversos temas, como la vida escolar de los alumnos que tanto está cambiando y de los profesores, el uso excesivo de las pantallas, la naturaleza y los animales… Y las personas que padecen el coronavirus y las que sufren la pérdida de un ser querido.imagino que daría para otro cuento...

Elena te agradezco esta oportunidad que me brindaste con tu cuento. Ojalá pudiera trabajar con estos alumnos el tema de la interioridad. VOy haciendo algunas cosas, pero no es lo mismo que tener un plan como trabajamos para los coles...

Muy interesante lo que estás publicando estos días... no doy abasto... pero sé que estará ahi. la relación del Observar-callar-fluir con el plan de interioridad me resulta apasionante.

bueno vale por hoy!! un abrazo

Elena Andrés Suárez dijo...

Querida Consuelo, leo hoy, 1 de febrero 2021 lo que me explicabas el 14 de mayo... ¡qué emoción! Gracias por dejarme entrar en tu aula a través de mi cuentecito. Bellísimo lomque dice ese chaval de "una esperanza enrollada por algo mistico"... me da mucho que pensar.
Fracias, Consuelo, me anima mucho que me expliques estas cosas. Besos.

Elena Andrés Suárez dijo...

Querida Consuelo, leo hoy, 1 de febrero 2021 lo que me explicabas el 14 de mayo... ¡qué emoción! Gracias por dejarme entrar en tu aula a través de mi cuentecito. Bellísimo lomque dice ese chaval de "una esperanza enrollada por algo mistico"... me da mucho que pensar.
Fracias, Consuelo, me anima mucho que me expliques estas cosas. Besos.