La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

miércoles, 25 de marzo de 2020

Todo acabará bien: alegato contra el buenismo

Me preguntas qué entiendo yo por "todo acabará bien". Y tu pregunta no cae en saco roto por más que intuyo me la "lanzaste" un tanto airadamente y enfadada. Me explicaste la situación de tus padres. Y entiendo tu dolor y por eso siento con fuerza que quiero responderte y darte "razón" de mi fe.
Me decías que era "buenismo" afimar que todo acabará bien. ¡Qué fuerte me sonó esa afirmación! Sinceramente, incluso me dolió. Me dolió porque jamás he pronunciado esa afirmación desde el buenismo al que aludes ni desde la inconsciencia y tu pregunta inquisitiva me hizo sentir sumamente mal comprendida a mí y, quizá te suene raro, al Dios en el que creo.

Pero a la vez me preguntabas qué entiendo yo por "todo acabará bien"y, pasado el primer momento de extrañeza y de cierta sensación desagradable, me hizo bien tu pregunta y tu crítica velada porque desde ayer estoy en diálogo interior con todo lo que has suscitado en mí. Así que doy por bienvenida y providencial tu crítica. Y, esta reflexión o casi "confesión" que me inspira tu pregunta-sospecha, creo que puede resultar interesante para quienes leen este blog y más en el momento que vivimos de confinamiento.

Permíteme que te cuente algo. Hace ya muchos años que cuando reflexiono y hablo de temas como la plenitud humana, la espiritualidad, etc... que es lo que configura mi vida, lo hago con una extrema consciencia de que es una reflexión que brota de MI vida particular y por lo tanto no extrapolable quizá mucho más allá, pero, a la vez, también es una voz la mía enriquecida con las voces de muchos otros y otras concretos de mi vida cotidiana y laboral y evidentemente también de mis horas y años de estudio. Emito desde la conciencia clarísima de la total subjetividad del emisor y, por ende, del mensaje. Internamente, mientras hablo o escribo, no puedes ni imaginarte la de censores internos que me rondan y uno de los que siempre están por ahí es este: LO QUE ESTÁS DICIENDO O ESCRIBIENDO ¿ES VÁLIDO PARA UNA PERSONA EN UN SUBURBIO AFRICANO, EN LAS FAVELAS BRASILEÑAS, EN UNA CÁRCEL, EN UN HOSPITAL COMO ENFERMO TERMINAL, PARA UN ANCIANO SÓLO, PARA UNA MUJER MALTRATADA O ESCLAVIZADA, ETC?

Es decir, que si digo y afirmo y me mantengo en ello al cien por cien, que "todo acabará bien" , lo siento de veras, pero jamás lo afirmaré desde la inconsciencia impúdica del puro "buenismo" al estilo de ciertos "instagramer" de turno.

Lo afirmo enraizada en primer lugar en mi propia vida, en mi periplo personal en el que, junto con innumerables alegrías y una gran felicidad de fondo, he atravesado no pocas noches y he derramado muchas lágrimas también. Vida en la que me ha tocado acompañar y sufrir el sufrimiento de otros y otras, asumir pérdidas y frustaciones y algunas decepciones muy hondas. También he vivido la intemperie de no tener casa fija ni sueldo fijo durante muchos años. He vivido cosas tan desagradables como no poder estar, por  razones variadas, en la despedia final de  tres personas de mi familia muy importantes para mí, esa frustración repetida no es cualquier cosa y no se lo deseo a nadie (algo que, tristemente están viviendo muchos conciudadanos nuestros en estos días en los que no se pueden ni realizar velatorios). Me dirás que a qué viene "explicarte mi vida". No es este un espacio para desnudar mi vida ni lo pretendo, pero a veces es bueno saber que cuando "criticamos"  el posicionamiento de otra persona o sospechamos del fondo desde el cual nos habla o escribe, quizá deberíamos pararnos un momento y pensar que nunca sabremos exactamente desde donde nace lo que dice ni de qué "mochila" vital proviene. Cuando afirmo una y otra vez con Juliana de Norwich y muchos otros y otras que "todo acabará bien" no hay trazos en ello de ningún tipo de pensamiento o posicionamiento "buenista". Jamás lo ha habido y jamás lo habrá y lo afirmo con total contundencia.

Pero, no creas que no entiendo el reproche porque, yo también percibo que vivimos en occidente una tendencia hacia ese buenismo que nos lleva a lanzar mesajes facilones de esperanza, a creer que con ponernos pegatinas con buenos deseos en las paredes de casa viviremos una transformación personal total... y un largo etc de banalizaciones que hoy abundan en nuestro entorno.

Quien ahí se sitúe pues ahí está, pero desde luego ni ha sido, ni es  ni será mi lugar existencial. Mi vida (y la tuya) es muchísimo más fácil y agradable que la del 80% de la humanidad, lo sé perfectamente y de ese 80% de la humanidad sufriente aceptaría cualquier reproche porque moralmente no tendría nada que objetar, pero, perdóname, tu sufrimiento actual no tiene por qué hacerte menospreciar algo que para mí y muchas otras personas es fuente de esperanza, de fuerza e ilusión cuando me/nos ha tocado o nos toca sufrir como a ti ahora. Algo que he ido aprendiendo a base de errores es que nunca mi sufrimiento personal debería hacerme creer que puedo erigirme en juez de otros. 

Te decía que,  por decirlo de algún modo, tu sospecha de mi posible buenismo, me hacía sentir que ese Dios en el que creo y que da sentido a mi vida, era también mal comprendido. Porque, el contexto en el que nace tu "queja", es el del comentario por mi parte a una experiencia de una mística del siglo XIV, Juliana de Norwich que, fíjate qué curioso, escucha en su corazón que "todo acabará bien" en medio de una experiencia de gran sufrimiento interior y precisará veinte años para comprender lo que se le dió a vivir, sólo después comparte su experiencia. Te voy a traducir esa frase con lo que otro gran maestro espiritual escuchó y entendió dentro de sí en el siglo XIX: "Permanece en los infiernos y no desesperes" (San Silouan del monte Athos). También te lo puedo traducir en la experiencia de Jesús de Nazaret, rostro visible del Dios en el que creo, en la noche de Getsemaní, : "Padre, aparta de mi este cáliz, más no sea mi voluntad sino la tuya". El Dios en el que creo no nos amenaza de muerte ni pasa su tiempo enviándonos calamidades,  sino que, en palabras de aquel periodista guatemalteco amenazado de muerte por su denuncia de la injustica, afrma que ESTAMOS AMENAZADOS DE RESURRECCIÓN. Ese es el Dios en el que creo y por eso afirmo desde la fe que me configura que sí, "todo acabará bien" ¿cómo? , no tengo ni idea en lo referente a la totalidad del mundo pero sí lo sé en mi pequeña vida, lo he visto, soy testigo y doy fe de ello y esa certeza alumbra mis pasos presentes y espero alumbre los futuros hasta el día de mi muerte.

Por último, el mismo eco resuena en las palabras de una mujer nada sospechosa de buenismo como fue Etty Hillesum, muerta junto con toda su familia en Auschwitz el 30 de noviembre de 1943. Te recomiendo la lectura de sus cartas cuando puedas porque su experiencia y su lucidez nos resitúan:

"La gente dice a veces: tú siempre ves el lado bueno de las cosas;. Qué tontería. En todas partes se adivina lo bueno. Y, al mismo tiempo, lo malo. Las dos caras de la realidad. Nunca he tenido la impresión de tener que esforzarme en ver lo bueno: todo es perfectamente bueno tal y como es. Toda situación, por deplorable que sea, es un absoluto que alberga en sí lo bueno y lo malo".

Esto está escrito desde un campo de concentración. Con esto basta. Nada más que decir. Que la lucidez haga el resto del trabajo en cada uno de nosotros.

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