La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

lunes, 30 de marzo de 2020

Donde nace la nieve

Árboles en flor acariciados por un sinfín de copos de nieve que, silenciosos, mientras nosotros dormíamos, han estado danzando silentes. Abro mis ojos a un nuevo día y la rutina establecida por el confinamiento queda rota por este regalo inesperado: una nevada primaveral. Nieve en la costa. ¡Quién dijo que un día era igual al otro!

Me asomo hipnotizada a una ventana de mi casa, luego a otra, luego salgo a la terraza... Como una niña voy de ventana en ventana para no perderme nada, para no dejar escapar ningún perfil de belleza de esta nevada inesperada.

En la casa de enfrente veo a un padre coger en brazos por turnos a sus dos hijitos para que, alargando la mano, cojan copos de nieve, y esta, cariñosa, me parece que inclina su trayectoria para llenar su manita y su pijama de recién levantada con la caricia de su hielo blanco.

Los niños, pobres, hoy no podrán salir a correr por la calle para jugar con la nieve, para dejarse empapar por ella. No podrán jugar, que es su trabajo principal.

Y los adultos no podremos dejar salir a pasear nuestra alma de niños con el disimulo a veces del adulto serio.

Pero yo, asomada a mi ventana (pimero a una, luego a otra), quiero dejar volar mi alma de niña para que eleve al alto cielo el corazón de la adulta. Quiero volar allí alto, donde nace la nieve y contemplar este mundo enfermo. Veré como esta nieve suave acaricia los rincones doloridos. Cae cada copo no como las plagas de Egipto, sino como el maná para el pueblo. Se hace la nieve presencia amorosa de una tierra madre que quiere acariciarnos con dulzura y decirnos que ella se está recuperando y nosotros lo haremos también.

Miro y miro la nieve caer y me lleva tras de ella y me susurra al corazón que siempre hay caricias en el dolor, que quizá este ahora coronado por un virus sea como un manto que todo lo dejará listo para recomenzar si queremos.

Me parece comprender que allí, donde nace la nieve, Alguien llora y sus lágrimas se hacen blancos copos que tejen una manta amorosa para arropar a quienes más están sufriendo: los ancianos solos en sus casas, los ancianos sin visitas cálidas en las residencias, los cuidadores y cuidadoras sobrepasados, los enfermos doloridos y aislados, los médicos agotados, farmaceuticos sin el material necesario abriendo cada día su espacio como si de un minúsculo hospital de campaña se tratara. Los que han perdido sin despedida ni duelo a un ser queridos o a dos o a más... Los trabajadores en los supermercados, sonrisas detrás de una caja registradora sin apenas distancia que les otorgue seguridad. Los que han echado el cierre a su pequeña tienda y ven pasar los días sin ingresos. Los niños, todos los niños, sin sus espacios abiertos, los maestros y maestras sin sus tizas ni sus patios, ni los pasillos llenos de vida de sus colegios, maestros atados a un ordenador transformándolo en un puente hacia ese niño, hacia el adolescente que le necesita. Adolescentes replegando su proverbial rebeldía en los metros de su casa, quizá con habitación e impaciencia compartida, sorteando tempestades emocionales sin la presencia de su cuadrilla. Padres y madres acongojados, sobrepasados, preocupados, haciendo malabares con su miedo y la sonrisa para que su familia no note su tristeza, "toreando" el "sube y baja" emocional del adolescente de su casa. Mujeres sujetas a su maltratador en pocos metros cuadrados. Inmigrantes que intuyen sus sueños truncados, porque cuando esto termine ¿quién se acordará de ellos? Estaremos muy ocupados con "lo nuestro".

¿Cuántos ojos, cuantas diferentes miradas miran hoy estos amorosos copos de nieve?¿Qué rostros se asoman ahora a innumerables ventanas? ¿Qué versos se descubren en los copos que caen? ¿qué mensajes se desentrañan?

Alli arriba, donde nace la nieve, Alguien quiere lanzarnos blancos besos, así lo siento yo...

Desde donde nace la nieve los copos caen lentos, en armoniosa danza y nos traen de las alturas, un mensaje de Paz. Arco iris de nieve: "Todo irá bien".

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