Los virus “necesitan de huéspedes vivos (humanos, animales o plantas) para poder multiplicarse y sobrevivir, ya que carecen de mecanismos propios”.
Esta es una definición de virus que he encontrado y es que, hace unos días me llamó la atención esto de que un virus está ahí, en cualquier superficie, sin entidad propia hasta que encuentra un huésped y me sentí un tanto identificada, porque ¿quién sería yo si no hubiera sido acogida por tantas personas a lo largo de mi vida?
1. Un virus necesita un huesped. Pues me siento un poco o muy virus, porque yo también necesito ser acogida. He necesitado ser traída a esta existencia, no lo pedí ni lo programé en mi agenda, pero alguien me acogió y me cuidó. He necesitado y necesito de corazones amables y tiernos que me recojan en lo que soy cuando estoy decaída, triste, débil o perdida. He necesitado y necesito corazones empáticos que acojan mis dones, mi luz, mis posibilidades, mis ocurrencias. Necesito yo también, como todo virus, conectar con aquellos otros seres cuyo amor y receptividad me ayudan a desarrollarme.
2. Como virus que veo que soy, me gustaría infectar a muchísimas personas, cuantas más mejor. Infectarlas de cariño, de sonrisas, de buenos recuerdos a mi lado, de propuestas entusiasmantes y movilizadoras de lo mejor de nosotros. Infectar el mundo de positividad, de optimismo, de honradez y buen humor. Infectarlo todo de creatividad y ganas de vivir. Infectarnos eternamente de sentido de familia humana creando una cepa incurable de compasión y redes de cuidado mutuo.
3. Pero también quiero ser huesped y hospedar en mí a quien me necesite. Deseo con todo mi corazón ser "casa de acogida" para quien vive en cualquier intemperie y ser hospital de campaña para quien esté enfermo en el alma. Deseo conectarme a ti y que tú conectes conmigo. A veces, el mejor conector, es una sonrisa...
4. Quiero ser hospedadora de Dios. Deseo ser infectada por ese Dios Amor infinito. Sí, que su Espíritu que anda por ahí aleteando, encuentre en mi un buen hospedaje y se quede como en su casa y me infecte toda, enterita de alegría, amor, esperanza, fe, fortaleza, servicio y Vida, mucha Vida, con mayúsculas.
Visto así: ¡me gusta ser un poco virus!
Esta es una definición de virus que he encontrado y es que, hace unos días me llamó la atención esto de que un virus está ahí, en cualquier superficie, sin entidad propia hasta que encuentra un huésped y me sentí un tanto identificada, porque ¿quién sería yo si no hubiera sido acogida por tantas personas a lo largo de mi vida?
1. Un virus necesita un huesped. Pues me siento un poco o muy virus, porque yo también necesito ser acogida. He necesitado ser traída a esta existencia, no lo pedí ni lo programé en mi agenda, pero alguien me acogió y me cuidó. He necesitado y necesito de corazones amables y tiernos que me recojan en lo que soy cuando estoy decaída, triste, débil o perdida. He necesitado y necesito corazones empáticos que acojan mis dones, mi luz, mis posibilidades, mis ocurrencias. Necesito yo también, como todo virus, conectar con aquellos otros seres cuyo amor y receptividad me ayudan a desarrollarme.
2. Como virus que veo que soy, me gustaría infectar a muchísimas personas, cuantas más mejor. Infectarlas de cariño, de sonrisas, de buenos recuerdos a mi lado, de propuestas entusiasmantes y movilizadoras de lo mejor de nosotros. Infectar el mundo de positividad, de optimismo, de honradez y buen humor. Infectarlo todo de creatividad y ganas de vivir. Infectarnos eternamente de sentido de familia humana creando una cepa incurable de compasión y redes de cuidado mutuo.
3. Pero también quiero ser huesped y hospedar en mí a quien me necesite. Deseo con todo mi corazón ser "casa de acogida" para quien vive en cualquier intemperie y ser hospital de campaña para quien esté enfermo en el alma. Deseo conectarme a ti y que tú conectes conmigo. A veces, el mejor conector, es una sonrisa...
4. Quiero ser hospedadora de Dios. Deseo ser infectada por ese Dios Amor infinito. Sí, que su Espíritu que anda por ahí aleteando, encuentre en mi un buen hospedaje y se quede como en su casa y me infecte toda, enterita de alegría, amor, esperanza, fe, fortaleza, servicio y Vida, mucha Vida, con mayúsculas.
Visto así: ¡me gusta ser un poco virus!
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